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20 noviembre 2015

Grandes imágenes de la ciencia (II)

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Te traemos otras 10 grandes imágenes de la historia de la ciencia. ¿Viste ya la primera parte?

1. La primera fotografía, Nicéphore Niépce (1826)

Aunque suele atribuirse al francés Louis Daguerre la invención de la fotografía en 1839, lo cierto es que otros antes que él ya habían intentado conjugar el principio de la cámara oscura con el uso de sustancias sensibles a la luz.

Joseph Nicéphore Niépce

Un decenio antes del nacimiento oficial de la fotografía, Daguerre se había asociado con Nicéphore Niépce, un inventor que llevaba años experimentando. En 1824, Niépce logró obtener la primera fotografía con una cámara, utilizando una placa de piedra recubierta de betún de Judea, que se endurece con la exposición a la luz. Esta obra se perdió, pero Niépce repitió la misma toma en 1826 o 1827 empleando como soporte una placa metálica de peltre. La imagen, titulada Vista desde la ventana en Le Gras, fue tomada desde su propiedad en Saint-Loup-de-Varennes. No era precisamente una instantánea: requirió varios días de exposición. Hoy se conserva en la Universidad de Texas.

2. Earthrise, William Anders (Apolo 8) (1968)

NASA / William Anders

La misión Apolo 8, la segunda tripulada de este programa de la NASA, fue la primera en volar más allá de la órbita terrestre, sobrevolar la Luna y regresar. Sus tres astronautas, Frank Borman, James Lovell y William Anders, fueron los primeros seres humanos que observaron la Tierra completa desde el espacio. Cuando el módulo entró en la órbita lunar, el día de Nochebuena de 1968, sus tripulantes se vieron de pronto sorprendidos por la aparición de la Tierra elevándose sobre el horizonte. Borman tomó una primera fotografía en blanco y negro, pero fue esta imagen en color de Anders, capturada con una cámara Hasselblad en película de 70 mm Ektachrome de Kodak, la que se convirtió en uno de los iconos de la exploración espacial. En 2013, con ocasión del 45º aniversario del Apolo 8, la NASA produjo un vídeo que simula el panorama contemplado por los tres astronautas.

3. El eclipse que dio la razón a Einstein, F. W. Dyson, A. S. Eddington y C. Davidson (1919)

F. W. Dyson / A. S. Eddington / C. Davidson

La teoría general de la relatividad, de la que en 2015 se cumplen 100 años, apenas trascendió fuera del ámbito científico en el momento de su publicación. Einstein, aunque ya entonces muy reconocido por la comunidad física, permaneció en el anonimato hasta el 7 de noviembre de 1919. Aquel día el periódico The Times publicaba que el 29 de mayo anterior tres astrónomos británicos habían fotografiado un eclipse de Sol que demostraba cómo la luz de las estrellas se curvaba por efecto de la gravedad solar, probando así la teoría de Einstein. En la víspera, 6 de noviembre, los resultados se habían presentado oficialmente en una importante reunión científica. El diario londinense proclamaba que se trataba de una “revolución en la ciencia”. Según la biografía de Einstein escrita por Jürgen Neffer en 2005, aquel fue el día en que el físico alemán saltó a una fama que ya jamás le abandonaría.

4. El bosón de Higgs, LHC (2012)

CERN / Lucas Taylor

Tal vez desde Einstein, la física no había captado tanta atención en los medios como con el descubrimiento del bosón de Higgs en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), en Ginebra (Suiza). Cuando el 4 de julio de 2012 el CERN anunció que dos experimentos del LHC, ATLAS y CMS, habían detectado partículas consistentes con las propiedades predichas para el bosón, la noticia fue primera página en la prensa de toda Europa. La máquina más grande y costosa de la historia había cumplido su función primaria, encontrar la partícula teorizada por Peter Higgs en 1964 y cuyo campo confiere masa a las demás, según el Modelo Estándar de la física. La imagen muestra una simulación de la desintegración del bosón en una colisión entre dos protones. Las líneas muestran las posibles trayectorias de las partículas generadas, mientras que las áreas azules representan la energía liberada en la colisión.

5. La primera fotografía de Marte, misión Mariner 4 (1965)

NASA / JPL-Caltech / Dan Goods

Después de varios fracasos de Estados Unidos y la Unión Soviética, la Mariner 4 de la NASA fue la primera sonda espacial que logró sobrevolar Marte. La Mariner 4 se lanzó el 28 de noviembre de 1964, y el acercamiento a Marte se produjo el 14 y 15 de julio del año siguiente. Su equipo incluía una cámara de televisión que convertía la señal analógica en digital. Los datos se recogían en una grabadora de cinta magnética y se enviaban por radio a la Tierra, donde los ingenieros recibían una cinta de papel con números impresos que representaban el color de cada píxel. Cuando la sonda transmitió su primera imagen, los responsables de la misión no estaban seguros de la fiabilidad de la grabadora. En lugar de esperar a que la computadora procesara los datos, cortaron y pegaron las tiras de la cinta para luego colorearlas a mano con pinturas al pastel siguiendo una clave de color, como en los dibujos de los niños. El resultado demostró que la cámara funcionaba correctamente.

6. Quinta Conferencia Solvay, Benjamin Couprie (1927)

Benjamin Couprie

En 1911, el químico y empresario belga Ernest Solvay convocó una conferencia en Bruselas a la que invitó a los físicos más preeminentes de la época. El éxito de la reunión le inspiró para fundar al año siguiente los Institutos Internacionales Solvay de Física y Química, donde desde entonces se siguen celebrando cada tres años las Conferencias Solvay. Sin duda la más famosa de todas fue la de octubre de 1927, que congregó a 29 científicos, 17 de los cuales fueron galardonados con un premio Nobel; o dos, en el caso de Marie Curie, la única mujer. Allí se reunieron figuras como Einstein, Schrödinger, Pauli, Heisenberg, Dirac, De Broglie, Born, Bohr, Planck o Lorentz, entre otros. Además del alto nivel de los asistentes, la conferencia de 1927 fue especialmente célebre porque se discutió la por entonces nueva teoría cuántica del átomo. El retrato de grupo se atribuye al fotógrafo Benjamin Couprie.

7. El primer fósil de dinosaurio en la literatura científica, Robert Plot (1677)

Robert Plot

Durante siglos, los fósiles de dinosaurios alimentaron fantásticas leyendas. En China se los tomaba por dragones, mientras que en Europa se creía que eran restos de ogros o gigantes. El primer registro de estas criaturas en la literatura científica apareció en 1677 en Historia Natural de Oxfordshire, escrita por el primer profesor de química de la Universidad de Oxford, Robert Plot. En su obra, Plot incluyó la ilustración de un fragmento de hueso petrificado hallado en una cantera de roca caliza. El químico reconoció que se trataba de la cabeza inferior de un fémur, pero dado que en Inglaterra no existía ningún animal de semejante tamaño, lo atribuyó a un elefante de guerra empleado por los romanos, o bien a un humano gigante. En 1824 el hueso fue asignado al género Megalosaurus, descrito por el teólogo y paleontólogo William Buckland. El Megalosaurus fue el primer dinosaurio publicado en una revista científica, aunque el término “dinosaurio” no se acuñaría hasta 1842.

8. El árbol de la vida, Charles Darwin (1837)

Charles Darwin

A su regreso a Inglaterra en 1836, después de casi cinco años de viaje a bordo del navío H. M. S. Beagle, Charles Darwin ya era un científico reconocido. Sus trabajos elaborados a partir de las observaciones recogidas durante la travesía habían suscitado el interés de los naturalistas de la época, inmersos en la compleja tarea de encajar la diversidad de la vida en un esquema espacial y temporal que tuviera sentido. Darwin comenzó a tomar notas para tratar de explicar la transmutación, como entonces se denominaba a la conversión de unas especies en otras. En julio de 1837 anotó en su libreta “yo pienso”, y a continuación trazó su primer esbozo del “árbol de la vida”. Esta visión de la genealogía de las especies como un árbol ramificado se oponía a la del francés Jean-Baptiste Lamarck, que imaginaba linajes independientes paralelos. Darwin desarrollaría su idea en su obra principal publicada en 1859, El origen de las especies. La libreta original se conserva en la biblioteca de la Universidad de Cambridge.

9. Imagen de un positrón, Carl David Anderson (1932)

Carl D. Anderson

La idea de un antielectrón, un electrón con carga positiva, fue propuesta por el inglés Paul Dirac en 1928, abriendo la física al nuevo concepto de la antimateria. Su demostración experimental llegaría cuatro años después de manos de un joven físico llamado Carl Anderson, que buscaba partículas nuevas en una cámara de niebla. Este instrumento permitía detectar el paso de la radiación gracias a que las partículas ionizadas a su paso condensaban el vapor de agua, dejando un rastro visible. Cuando la cámara se sometía a un campo magnético, el recorrido de las partículas se curvaba a un lado o al otro según el signo de su carga. Anderson trataba de cazar partículas en los rayos cósmicos cuando observó una huella inusual: su masa era la de un electrón, pero su curvatura era la contraria de la esperada, lo que indicaba una carga positiva. Cuando Anderson publicó sus resultados, el editor de la revista Physical Review sugirió el nombre de “positrón”. Anderson recibió el premio Nobel en 1936.

10. Prueba nuclear Trinity, Berlyn Brixner (1945)

Berlyn Brixner

La era del armamento nuclear dio comienzo el 16 de julio de 1945 en una zona remota del estado de Nuevo México. A las 5 y 29 de aquella mañana estallaba la primera bomba atómica de la historia, la prueba inaugural del Proyecto Manhattan. Su máximo responsable científico, el físico Julius Robert Oppenheimer, dio al ensayo el nombre clave de Trinity inspirándose en un poema del inglés John Donne. La bomba de Trinity, que produjo una explosión de unos 20 kilotones, era un artefacto de implosión de núcleo de plutonio, prácticamente idéntico al que se lanzaría sobre Nagasaki el 9 de agosto de aquel año. La documentación visual de la explosión estaba a cargo del fotógrafo Berlyn Brixner, que situó unas 50 cámaras para capturar hasta 10.000 fotogramas por segundo. La imagen mostrada se tomó 16 milisegundos después de la detonación. En ese momento la burbuja explosiva alcanzaba una altura de 200 metros, pero la nube del hongo posterior ascendió hasta superar los 12 kilómetros.

Por Javier Yanes para Ventana al Conocimiento
@yanes68

 

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