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01 marzo 2017

Conocer nuestros telómeros mejora sustancialmente la calidad de vida

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Hace ya millones de años, el ser humano tomó consciencia de la existencia de la inmortalidad. Desde entonces, su búsqueda por alcanzarla, no ha cesado. Perseguir la vida eterna no es más que una forma de intentar superar la angustia del acecho de la muerte. El envejecimiento y sus efectos son la causa principal de dicho miedo. Hoy, la ciencia trabaja para lograr alcanzar un objetivo claro: retrasar el declive y agotamiento de nuestras células, puesto que son ellas las responsables de mostrar al exterior los signos de la vejez.

Imagen: Unsplahs / Nathália Bariani

Hace apenas unas semanas, científicos del Salk Institute for Biological Studies de California, consiguieron aumentar un 30% la esperanza de vida en ratones, rejuveneciendo su aspecto mediante la transformación de células normales en células madre pluripotentes, sin perder su identidad. De este modo, han logrado incidir en el proceso de envejecimiento que es el mayor factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, diversos tipos de cáncer y trastornos neurodegenerativos. Se abre por tanto una nueva puerta de esperanza para el ser humano. Se augura, no sólo conseguir que el ser humano viva más años, sino que lo haga con una mayor calidad de vida.

La telomerasa, una protagonista silenciosa

Pocas moléculas han sido más estudiadas por parte de la comunidad científica en las últimas décadas que la telomerasa, una enzima formada por un complejo proteína-ácido ribonucleico con actividad polimerasa que permite el alargamiento de los telómeros. Aunque la función protectora de los telómeros ya fue descrita en la década de los años treinta por los científicos Bárbara McClintock y Hermann Müller[1], la telomerasa tuvo que esperar a 1985 para ser descubierta por Carol Greider y Elizabeth Blackburn, quienes recibirían el Premio Nobel en 2009.

El Instituto Karolinska, calificó su trabajo como una forma directa de “arrojar luz sobre los mecanismos de enfermedades y estimular el desarrollo de potenciales nuevas terapias”.

El Instituto Karolinska, calificó su trabajo como una forma directa de “arrojar luz sobre los mecanismos de enfermedades y estimular el desarrollo de potenciales nuevas terapias”.

Hoy sabemos, entre otras cosas, que la telomerasa tiene la capacidad de mantener la longitud telomérica estable e incluso de reparar y alargar aquellos telómeros que sean críticamente cortos. La telomerasa se encuentra en todas las células, incluyendo las cancerosas, donde tras sucesivas divisiones, no se observa ningún acortamiento de los telómeros. Las células, por tanto, pasan a ser prácticamente inmortales. Además, la ciencia ha logrado determinar cómo los telómeros más cortos son los que contribuyen de manera más decisiva al desarrollo de distintos tipos de enfermedades. Entre ellas podemos encontrar enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, fibrosis pulmonar o trastornos depresivos, entre otras muchas.

La medición de los telómeros: la clave de la medicina personalizada

Como consecuencia de este estudio en ratones, así como otros publicados a lo largo de los últimos años, la incorporación de pruebas relacionadas con la medición de los telómeros por parte de los médicos, está creciendo de manera exponencial. A su vez, nos encontramos con una progresiva demanda por parte de los pacientes, quienes están cada vez más concienciados y preocupados por retrasar su proceso de envejecimiento. En este contexto, se han desarrollado y comercializado diversos tipos de pruebas que cuantifican, comparan y analizan, no sólo la longitud de los telómeros, sino que además determinan aquellos que son críticamente cortos, y que resultan clave para definir la salud celular global de cada individuo.

Una de las principales conclusiones que se extraen de las investigaciones desarrolladas en este campo es que el estudio de los telómeros es un biomarcador clave en la identificación temprana de una enfermedad, ya que permitirá estratificar su riesgo y prescribir tratamientos contra ella en el momento oportuno. Además, a partir de una medición inicial es posible llevar a cabo acciones para limitar el daño celular en el futuro. La idea es conseguir cambios en el paciente: en su estilo de vida, en su dieta o en el impacto que tiene el medio ambiente en el que desarrolla su actividad cotidiana.

Cómo se miden los telómeros y para qué sirve

Sin lugar a dudas, el mayor valor que aporta en la actualidad la prueba de medición de longitud telomérica es poder obtener distintas mediciones en serie (en relación al número y porcentaje de telómeros críticamente cortos y su tasa de desgaste) dentro de un programa de evaluación anual de salud. De este modo, el médico podrá obtener mayor información sobre el paciente, ayudándole a determinar qué acciones deberá llevar a cabo para mejorar su situación.

Existen distintas técnicas para medir los telómeros. Por ejemplo, la técnica conocida como PCR (reacción en cadena de la polimerasa, por sus silgas en inglés) que consiste en una señal de amplificación de genes de copia única. Es un método simple, mediante el cual se genera un informe que, mediante un gráfico muestra la longitud media de los telómeros. No obstante, dicha gráfica ignora los telómeros críticamente cortos, por lo que es una técnica poco precisa.

Flow Fish es otro sistema que se utiliza para analizar la longitud de los telómeros en una población celular tras la hibridación con una sonda en fluorescencia. La metodología es más cuantitativa y reproducible que la del caso anterior. Sin embargo, tampoco presenta información personalizada sobre los telómeros, ni sobre los telómeros críticamente cortos.

Sólo la técnica TAT® (Tecnología de Análisis Telomérico, según sus siglas en inglés) permite determinar la longitud de los telómeros a nivel individual, tanto de muestras celulares como de tejidos, permitiendo cuantificar la abundancia de los telómeros críticamente cortos. De este modo, se logra ofrecer una estimación de la edad biológica de cada persona utilizando como base el porcentaje de telómeros excesivamente cortos medidos en sangre como indicador para el organismo global.

Los resultados del TAT proporcionan al médico información de un gran valor científico, que tendrá no solo carácter preventivo, sino que ayudará al médico a la hora de tratar la evolución de distintas patologías. Se trata por tanto de mejorar la calidad de la información sobre cada paciente, con los ambiciosos objetivos de mejorar tanto su esperanza, como su calidad de vida. No sabemos a ciencia cierta si lograremos algún día alcanzar la inmortalidad. Lo que sí sabemos es que cada vez estamos más cerca de vivir más y mejor. Todo ello gracias a la información que nos proporciona la medición telomérica.

Stephen J. Matlin

Referencias:

[1] Müller HJ. The remaking of chromosomes. Collecting Net 1938; 13:181-198; McClintock B. The stability of broken ends of chromosomes in Zea mays. Genetics 1941; 26: 234-282

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