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19 febrero 2018

¿Cómo se mueve una serpiente?

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El diccionario define “serpentear” como “moverse o extenderse formando curvas y vueltas (como una serpiente)”. Una definición bastante ambigua si se tiene en cuenta que las serpientes exhiben hasta cuatro mecanismos (o tipos) distintos de desplazamiento:

  • Serpentín o serpentino: El más característico y el que las capacita para desplazarse a mayor velocidad. La serpiente avanza como una onda, mediante un movimiento sinusoidal de su cuerpo.
  • Concertina o acordeón: la serpiente forma volutas o vueltas con su cuerpo que contrae y expande sucesivamente a modo de muelle o acordeón avanzando desde un  punto de anclaje o impulso al siguiente.
  • Desplazamiento lateral o de costado: propio de las especies que habitan el desierto (y en particular de la víbora del desierto). La serpiente forma ondas verticales para minimizar las zonas de contacto con la abrasadora superficie y de esta guisa se desplaza lateralmente.
  • Rectilíneo: este mecanismo acaba de ser desentrañado y es el único que no se ajusta a la definición inicial, dado que la serpiente se arrastra en línea recta, con su cuerpo estirado. Es propio de las especies más grandes y voluminosas ya que les permite acceder a las estrechas madrigueras de sus potenciales presas.

El  particular movimiento de estos reptiles ha inspirado el juego de las serpientes ondulantes:

Sitúa el cuerpo de la serpiente sobre la cuadrícula. Los dos cuadros negros señalan los dos extremos del cuerpo. La serpiente se extiende por el tablero pasando de una casilla a la vecina en vertical u horizontal (pero no en diagonal). Solo puede ocupar cada casilla una vez y la serpiente no se puede tocar en ningún punto. Los números situados en los márgenes indican las casillas ocupadas por la serpiente en esa fila o columna.

 

El desplazamiento más desconocido

Antes de conocer la solución, indaguemos un poco más sobre el último y el más desconocido de los mecanismos de movimiento de las serpientes, el rectilíneo. Fue descrito y examinado por vez primera por el herpetólogo H. W. Lissmann en 1950, quien planteó la hipótesis de que este tipo de desplazamiento se alcanzaba mediante a la acción combinada de la poderosa musculatura de la serpiente y su piel, flexible y lo suficientemente “suelta” como para permitirle avanzar sin doblarse.

Pero no ha sido hasta hace unos meses que se ha conseguido desentrañar por completo el mecanismo interno que capacita a las serpientes a avanzar así. Lo ha logrado Bruce Jayne, profesor de biología de la universidad de Cincinatti y uno de los mayores expertos mundiales en la locomoción de estos reptiles. Mediante un exhaustivo estudio y análisis publicado en diciembre de 2017.

Jayne ha comprobado que, cuando la serpiente avanza, la piel de la zona ventral se flexiona mucho más  que la dorsal. Las escamas ventrales actúan como las huellas o marcas de un neumático, aportando tracción contra el suelo al tiempo que los músculos costocutáneos, que van de las costillas a la piel del dorso, impulsan al esqueleto hacia delante, dentro de la funda que constituye la piel, a la que simultáneamente arrastran. Un movimiento fluido en el que la columna vertebral se mueve a un ritmo constante, lo que evita que tenga que doblarse.

Solución:

 

Miguel Barral
@migbarral

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