Como cada noche, te sientas en el sofá del salón a ver la tele. De repente levantas la vista y notas que hay algo diferente: alguien ha movido la foto familiar de sitio. Una nueva investigación ha descubierto cómo detecta el cerebro estos “sutiles” cambios. Grosso modo, lo que hace el cerebro es proyectar un modelo (o expectativa) de lo que va a suceder o de lo que se va a encontrar basado en experiencias previas y lo compara con la “realidad” que percibe a través de los sentidos. Cuando esta última encaja con la expectativa, no presta mayor atención; pero cuando ambas no concuerdan, entonces se dispara una señal de alarma en el cerebro: un pico de ondas de alta frecuencia en el córtex lateral occipital que nos hace centrarnos para identificar qué es lo diferente.
Pasatiempo:
Levanta (y baja) la vista y localiza los cuatro pequeños cambios que se han producido en el salón
Fuente: Pixabay
Un modelo proactivo frente a un modelo receptivo
Más allá del mecanismo íntimo que dispara esta alerta, lo relevante de este estudio es que respalda la denominada Teoría de la codificación predictiva, que pretende explicar cómo percibimos el mundo. La visión clásica se basa en un modelo receptivo, según el cual el cerebro procesa y analiza las señales externas que los sentidos le envían, a partir de ellas genera la percepción. Por el contrario, la Teoría de la codificación predictiva plantea un modelo proactivo en el que el cerebro genera una expectativa a partir de la experiencia previa, que compara —en un nivel de procesado inferior dentro de la actividad cerebral— con la imagen ofrecida por los sentidos. Si no hay diferencias, o los cambios son suficientemente pequeños para ser considerados “ruido de fondo”, no se informa de ello a los centros responsables de las actividades y procesos superiores del cerebro. Por decirlo de algún modo, éste se conforma con echar un ojo en lugar de leer la letra pequeña.
Esto es fácil de entender si volvemos a una situación habitual: imagina que, como todos los días, bajas al aparcamiento para subirte al coche. Solo cuando la llave no es capaz de abrirlo, se dispara una alarma y es entonces cuando prestas atención al detalle y te das cuenta de que ese no es tu auto, sino uno parecido que está aparcado donde (casi) siempre estacionas el tuyo.
Pasatiempo 2: matriculas
Entre estas matrículas de coches hay tres que no son del todo correctas. Para identificarlas, tendrás que prestar atención al detalle.
Se trata, por tanto, de un mecanismo para optimizar el rendimiento y capacidad cerebral. Recurriendo al símil del organigrama de una empresa, la decisión la toman los cargos intermedios, que se ocupan de filtrar las cuestiones recibidas para que las altas esferas solo tengan que centrarse en los asuntos más importantes.
Pero al mismo tiempo, este mecanismo nos condena a detectar solo los errores o cambios “gruesos” y pasar por alto los más pequeños. Esto implica que la mayoría del tiempo no percibimos el mundo real tal cual es, sino tal cual lo esperamos encontrar.
Pasatiempo: Imagen preconcebida vs imagen real
La mayoría de las veces, la realidad (izquierda), no es exactamente igual a nuestra percepción de la misma. Se nos escapan pequeños detalles.
Fuente: Wikimedia
Pasatiempo:
Sgúen un estiduo de ivnsetigicaón en la Uinersivadd de Cmabrigde, no ipormta en qué odern etsén las lteras de una pabrala, lo úcino iprmortante es que la premira y la úlitma ltera etsén en el lagur crorecto. El rseto peude ser un dsasetre toatl y aún peudes lreelo sin porbelmas. Etso se dbee a que la mnete hamuna no lee tados las lteras por sí msima, snio la pabrala en su cnojnuto.
Evidentemente el anterior es un ejepmlo extremo y que no refleja exatcamente la realidad de lo que plantea la teoría de la codifciiación predictiva: prescindir de la atención al detalle salvo que sea estritcamente necesario a fin de optimizar los recursos y el rendimeinto del cerebro.
Con todo esto en mente, en el párrafo precedente se han deslizado hasta cinco palabras con el orden de las letras alterado. ¿Las has detectado todas?
Trastornos, ilusiones y pasatiempos
Pero las implicaciones de la Teoría de la codificación predictiva irían mucho más lejos. Por ejemplo, podrían estar en el origen de trastornos como el autismo, explicado entonces la incapacidad para ignorar o filtrar incluso los cambios más pequeños y con ello la necesidad del cerebro de procesar todo en detalle.
Desde un punto de vista más lúdico, esta codificación predictiva también explicaría algunas conocidas y populares ilusiones ópticas como la de los rostros invertidos:
Crédito: Lisa M DeBruine
Asimismo, justificaría por qué se nos dan tan mal los juegos tipo “Encuentra las diferencias”. Nuestro cerebro está acostumbrado o moldeado para procesar la información así, a limitarse con una visión general o panorámica y no reparar en el detalle mientras no se sienta obligado a ello.
Pasatiempo: Invierte en encontrar las diferencias
Como reto final, el más difícil todavía, un pasatiempo que conjuga la ilusión visual con el juego de las diferencias. ¿Cuánto tiempo invertirás en localizar las 7 diferencias entre los dos dibujos?
Soluciones:
Miguel Barral
Comentarios sobre esta publicación