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12 abril 2018

Yuri Gagarin y el día que salimos al espacio

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Cuando la antigua Unión Soviética envió al primer ser humano al espacio, ya llevaba una clara ventaja frente a EEUU en la carrera espacial. En 1957 había puesto en órbita el primer satélite artificial de la historia, el Sputnik 1, y también había enviado al primer ser vivo al cosmos, la célebre perra Laika. El siguiente objetivo era que el piloto militar Yuri Gagarin (9 de marzo de 1934 – 27 de marzo de 1968) saliera al espacio y, al contrario que Laika, volviese a la Tierra para contarlo. Así fue ese día histórico.

12 de abril de 1961. Aún no ha salido el sol. Son las cinco y media de la mañana en el Cosmódromo de Baikonur, la instalación espacial soviética situada en la estepa de la actual Kazajistán. Gagarin, de 27 años, abre los ojos dispuesto a hacer historia. Al contrario que Serguéi Koroliov, diseñador jefe del exitoso programa espacial soviético, Gagarin ha dormido bien. Los datos de los sensores que lleva sobre su cuerpo confirman su tranquilidad: 115/60 de presión arterial, 64 pulsaciones por minuto y 36,8º C de temperatura corporal. Nacido en una granja colectiva al oeste de Moscú, en 1934, Gagarin es un experimentado piloto y paracaidista, con una especial empatía. Además, su reducida estatura (1,57 metros) le ha facilitado ser el elegido entre 20 candidatos, debido al pequeño tamaño de las cabinas espaciales.

Gagarin era un experimentado piloto y paracaidista. Fuente: NASA

Tras desayunar dos tubos de 160 gramos, uno con puré de carne y otro con salsa de chocolate, Gagarin se coloca con ayuda un traje espacial anaranjado —color llamativo elegido para facilitar un posible rescate— y un casco blanco. Sobre las 7 a.m. entra en la Vostok 1, una nave espacial de algo más de 38 metros de largo y con una masa total de casi 290 toneladas.

Dos horas más tarde está todo listo para el lanzamiento. Los cinco motores en la base del cohete comienzan la ignición y, a las 9:07, Gagarin despega al grito de “Poyekhali!” (¡Allá vamos!, en ruso).

Un vuelo de 108 minutos

El vuelo de la Vostok 1 está programado para ser totalmente automático, ya que se desconoce cómo se comporta el cuerpo humano en el espacio. Una hora después del lanzamiento, comprobado que la misión avanza con éxito, la agencia oficial soviética de noticias radia lo que hasta ese momento había sido un absoluto secreto: la Unión Soviética acaba de poner a un ser humano en el espacio. Es una de las grandes noticias de 1961, el mismo año en el que John F. Kennedy toma posesión como presidente de Estados Unidos y los Beatles se presentan en el Cavern Club de Liverpool.

La nave da una única órbita alrededor de la Tierra, a una altitud media de 315 kilómetros y una velocidad de 28.000 km/h, y vuelve a entrar en la atmósfera: entonces se produce una fuerte deceleración (8 veces superior a la fuerza de la gravedad) debida a la cual el piloto soviético llega a soportar, sin desmayarse, que su peso se multiplique por 8. Cuando está ya a 7 km de altitud su asiento salta despedido de la cabina y a 2,5 km del suelo se abre el paracaídas principal.

La nave hizo una única órbita alrededor de la Tierra. Fuente: Wikimedia

El vuelo dura un total de 108 minutos. A las 11:05 Yuri Gagarin aterriza cerca de una aldea de la región de Saratov (en la actual Rusia) en el margen derecho del río Volga, donde tiene que explicar a unos campesinos que, aunque “viene del espacio”, es soviético.

“La Tierra es azul”

A pesar de ser un rotundo éxito, el vuelo de Yuri Gagarin tuvo algunos contratiempos. El más importante ocurrió en el descenso a la Tierra, cuando el módulo de instrumentos permaneció unido a través de una cable a la cabina del cosmonauta. Aunque terminaron por separarse gracias al calentamiento por la fricción con la atmósfera, la cabina recibió una sacudida inesperada que desvió el aterrizaje casi 1.400 kilómetros al oeste de lo previsto.

La cápsula Vostok 1 usada por Gagarin en el primer vuelo en el espacio. Crédito: SiefkinDR

Aún así, Gagarin regresó sano y salvo tras convertirse en la primera persona en ver nuestro planeta: “La Tierra es azul. Qué bonita. Es increíble”, dijo en pleno vuelo.

“Estoy volando sobre el mar. Es posible determinar la dirección del movimiento”, contó también. Y tras contemplar el mundo desde el espacio, nos dejó un mensaje: “He visto lo hermoso que es nuestro planeta. Gente, preservemos y incrementemos esta belleza, no la destruyamos”.

Convertido en héroe nacional soviético y en un símbolo mundial, Yuri Gagarin curiosamente nunca más volvió a salir al espacio y murió en un extraño accidente de avión en 1968.

Bibiana García

@dabelbi

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