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30 noviembre 2018

Mária Telkes, la reina de la energía solar

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Mária Telkes se enamoró del poder del Sol cuando todavía era una adolescente, al leer su primer libro sobre el futuro de la energía. En aquel momento, los científicos ya empezaban a preocuparse por una posible escasez de combustibles y demás fuentes de energía. La mayor de los ocho hijos de Aladar y Mária Laban de Telkes se convertiría en la “reina del Sol”, al predecir las inmensas posibilidades para la energía solar mucho antes de que las calefacciones y los automóviles solares se hicieran realidad.

Con un grado y un doctorado en Fisicoquímica por la Universidad de Budapest, Telkes (12 de diciembre de 1900 – 2 de diciembre de 1995) se trasladó en 1925 a Cleveland, en los Estados Unidos, donde desarrolló su primera invención: un dispositivo fotoeléctrico que registraba las ondas cerebrales. Gracias a ese trabajo, ella fue nombrada en 1934 por The New York Times, junto con otras 10 mujeres de diferentes áreas, como una de las 11 mujeres más relevantes en los EE.UU.

Mária Telkes fue nombrada una de las 11 mujeres más relevantes en EE.UU. Fuente: Wikimedia

Tras ese reconocimiento, Telkes empezó a trabajar en 1940 en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) —que en aquel momento estaba en Boston—, como investigadora en el Proyecto de Conversión de Energía Solar. Su objetivo era diseñar un sistema de calefacción para el hogar que dependiera de energía solar limpia, en lugar de combustibles fósiles, pero el plan tuvo que ser aplazado por el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Durante ese período, la científica puso sus conocimientos al servicio de las vidas de los militares, desarrollando un kit portátil de desalinización del agua que evitaría que los pilotos y marineros varados en el Pacífico murieran por deshidratación. Su invento patentado, un purificador plegable hecho con una película de plástico transparente, eventualmente se convirtió en parte de los kits de emergencia militar estándar.

La primera casa solar

La Segunda Guerra Mundial dejó en evidencia una vez más un problema que ya se había notado durante la Gran Recesión de 1929: muchas personas no podían pagar los combustibles fósiles necesarios para calentar sus hogares durante el invierno. Cuando volvió al trabajo, ese fue uno de los factores que inspiraron Telkes a construir la primera “casa solar” del continente americano.

Construido en Dover, Massachusetts, era un inmueble de dos dormitorios, totalmente funcional. Desde fuera parecía un hogar normal, aunque cortado por la mitad para crear la forma de una cuña, con 18 ventanas que bordeaban el lado sur del segundo piso. Lo novedoso era que detrás de las ventanas se ocultaban paneles de vidrio y metal para atrapar el calor del Sol. Y en las paredes había recipientes de almacenamiento aislados con 21 toneladas de sal de Glauber (sulfato de sodio y decahidrato), un químico de almacenamiento de calor utilizado en los procesos de fotografía y teñido.

La casa costó tres mil dólares de entonces (alrededor de 32 mil dólares actuales) y fue proyectada por otras dos mujeres, además de Telkes: la escultora y socialité Amelia Peabody, quien financió el proyecto, y la arquitecta Eleanor Raymond.

La casa solar de Dover. Fuente: MIT Archives

El sistema de calefacción a base de sal de Glauber desarrollado por Telkes era capaz de contener suficiente calor durante al menos diez días consecutivos de mal tiempo. Ella creía que la región estaba en el límite norte en que su invento podía usarse, teniendo en cuenta los 105 días soleados y despejados que el área de Boston recibía anualmente. Para comprobarlo, instaló a unos familiares, la familia Némethy, en el hogar experimental.

Inspiración para mujeres en la ciencia

El sistema de energía solar de Telkes no tenía nada que ver con los paneles solares actuales, que convierten la energía del Sol en electricidad utilizando células fotovoltaicas hechas de materiales semiconductores en los techos de los edificios. En los años 50, eso era imposible, tal y como la misma Telkes reconoció en el Boletín de los Científicos Atómicos de 1951: “Aunque se ha llevado a cabo un considerable trabajo de investigación y desarrollo con células fotoeléctricas… no se ha logrado mucho progreso en aumentar su eficiencia como convertidores de energía”, escribió.

En 1954, Bell Labs desarrolló las primeras células fotovoltaicas modernas, pero los sistemas de calefacción solar de Telkes —que incluían patentes para un dispositivo de transferencia de calor de energía radiante (1946), una unidad de almacenamiento de calor (1951) y un aparato para almacenar y liberar calor (1952)— siguieron siendo las opciones más asequibles para el suministro de energía solar en las décadas siguientes.

A lo largo de su vida, Mária Telkes coleccionó una docena de premios y una veintena de patentes. En 1952, se convirtió en modelo de inspiración para mujeres en la ciencia al ser la primera galardonada con el premio al reconocimiento de su trabajo por parte de la Society of Women Engineers.

Después de siete décadas en EE.UU, Telkes volvió a su país natal, Hungría, solamente una vez en 1995 y falleció durante la visita. A los 94 años, la energía de la “reina del Sol” se apagó.

Joana Oliveira

@joanaoliv

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