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03 diciembre 2017

Christiaan Barnard, el pionero de los trasplantes de corazón

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El joven sudafricano Christiaan Barnard (8 de noviembre de 1922 – 2 de septiembre de 2001) soñaba con llegar lejos. Tras una infancia difícil, hizo su sueño realidad al convertirse en el primer cirujano que realizó un trasplante de corazón el 3 de diciembre de 1967, hace cincuenta años.

Imitado y envidiado por muchos, Barnard fue una figura tan admirada como polémica, que disfrutó de una fama mundial que cosechó luchando desde niño.

Él y sus cuatro hermanos tuvieron que sobrevivir con los escasos ingresos de su padre, un pastor de la Iglesia reformada neerlandesa en Sudáfrica que cobraba veinte libras al mes. La madre era exigente, pero alentó a sus hijos a que podían conseguir todo lo que se propusieran.

Retrato del doctor Christiaan Barnard con un corazón en las manos. Crédito: Benito Prieto Coussent

Siguiendo esta filosofía, de niño destacó en la escuela. Llegó a correr una prueba descalzo porque no tenía zapatillas y era uno de los más brillantes de su clase. “La gente más desafortunada es aquella a la que se lo han dado todo y ya no tiene nada que esperar”, declaró en una entrevista en 1979, cuando era un famoso cirujano.

Tras licenciarse en Medicina en Ciudad del Cabo en 1946, trabajó como médico de familia en una pequeña aldea, pero decidió volver a la facultad para especializarse en defectos congénitos y enfermedades intestinales.

La cirugía entraría en su vida en 1955, cuando consiguió una beca para estudiar cirugía general en la Universidad de Minnesota (EEUU). La cuantía de la ayuda era tan justa que tuvo que quitar nieve, cortar el césped y lavar coches para llegar a fin de mes. Maravillado por la cirugía a corazón abierto que se estaba desarrollando en Mineápolis, Barnard decidió seguir formándose en Estados Unidos para llegar a ser un cirujano cardíaco en su país.

Un trasplante histórico

De vuelta a Sudáfrica en 1958, fue nombrado jefe del departamento de Cirugía Experimental en el Hospital Groote Schuur y consiguió un puesto en el departamento de Cirugía Cardíaca de la Universidad de Ciudad del Cabo —su hermano menor Marius, también médico, formó parte de su equipo—. Tras realizar decenas de trasplantes de corazón en perros, el 3 de diciembre de 1967 pasaría a la historia por realizar el primer trasplante cardíaco humano.

Recreación de la escena del primer transplante de corazón del Dr. Barnard en el Museo del Corazón de Ciudad del Cabo. Crédito: mallix

El receptor fue Louis Washkansky, un tendero diabético de 54 años, con una enfermedad de corazón incurable. Tras descartar varios posibles donantes, el 2 de diciembre la joven Denise Darvall, de 25 años, fue atropellada por un automóvil cuando cruzaba una calle en Ciudad del Cabo. Trasladada inmediatamente al Hospital Groote Schuur, los médicos descubrieron que estaba en muerte cerebral pero que su corazón se encontraba en buenas condiciones y tenía el mismo tipo de sangre que Washkansky.

Treinta cirujanos liderados por Barnard se pusieron manos a la obra y en cinco horas consiguieron terminar con éxito el primer trasplante de corazón de la historia. Sin embargo, la alegría solo duró 18 días porque el paciente murió de neumonía. Las elevadas dosis de fármacos inmunosupresores que le administraron para evitar que su cuerpo rechazara el nuevo órgano le impidieron hacer frente a la infección pulmonar.

“Nunca me he sentido tan solo como la mañana en la que Washkansky murió”, confesó en una entrevista. Tras el primer trasplante, Barnard realizó el segundo solo un mes después y consiguió que el destinatario, un cirujano dental al que le bajaron la dosis de inmunosupresores, sobreviviera 19 meses. Su hazaña fue imitada por especialistas de todo el mundo y, con el paso del tiempo y gracias a los avances tecnológicos y médicos, consiguieron supervivencias mucho mayores.

Las sombras del mito

Barnard siguió operando hasta 1983, cuando la artritis reumatoide que sufría le impidió controlar sus dedos con precisión. Pero eso no le impidió seguir en la palestra, mostrando sus luces y sombras.

Doce días después de su primer trasplante de corazón, Barnard fue portada de la revista Time. Crédito: Time.

Amante de la fama, casado en tres ocasiones y padre de seis hijos, en las últimas décadas de su vida dedicó sus esfuerzos a la investigación médica en Alemania, Estados Unidos y Suiza. Preocupado por el envejecimiento, apoyó la crema Glycel afirmando que rejuvenecía las células, lo que fue rebatido por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) y empañó seriamente su reputación.

También mostró ciertas contradicciones en sus ideas. Aunque era contrario al apartheid —la segregación racial que estuvo vigente en Sudáfrica hasta 1992— en varias entrevistas expresó que existían diferencias entre el hombre blanco y el hombre negro. “El hombre blanco tiene sus derechos en Sudáfrica porque no la ha abandonado tras más de 300 años. El mundo debe reconocer esto. Nunca he intentado disculparme por el apartheid, declaró.

Barnard falleció a los 78 años tras darse un baño, cuando se encontraba de vacaciones en Pafos (Chipre). Aunque al principio se pensaba que había sufrido un fallo cardíaco, la autopsia reveló que se trataba de un severo ataque de asma. No fue su querido corazón, sino una enfermedad de las vías respiratorias, lo que acabó con su vida.

Laura Chaparro

@laura_chaparro

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