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08 octubre 2019

La última batalla por Plutón: por qué para muchos sigue siendo un planeta

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“En mi opinión, Plutón es un planeta”. Es una frase que cualquiera puede pronunciar sin que tenga la menor repercusión. Pero cuando quien lo hace es el administrador de la NASA, Jim Bridenstine, se trata cuando menos de carne de titulares. “Podéis escribir que el administrador de la NASA ha declarado a Plutón un planeta de nuevo. Me ciño a eso, es como lo aprendí y estoy comprometido con ello”, dijo en una comparecencia reciente. Y aunque las palabras de quien dirige la primera agencia espacial del mundo no vayan a cambiar el estatus del que hoy es oficialmente un planeta enano, el episodio nos recuerda que la polémica no se ha apagado.

La muerte oficial de Plutón como planeta se produjo el 24 de agosto de 2006. Después de más de tres cuartos de siglo figurando en los libros de texto como el noveno planeta del Sistema Solar, aquel sábado de verano la 26ª asamblea general de la Unión Astronómica Internacional (UAI), reunida en Praga, aprobó una definición oficial de planeta que dejaba fuera al pequeño y lejano mundo.

BBVA-OpenMind-Materia-Batalla Pluton 2-sesión plenaria de la Asamble General de la UAI, el 24 de agosto de 2006 en Praga. Crédito: Aldebarium
Votación durante la sesión plenaria de la Asamble General de la UAI, el 24 de agosto de 2006 en Praga. Crédito: Aldebarium

Para comprender el porqué, hay que remontarse a los antecedentes, y nada menos que hasta 1801. Fue entonces cuando el descubrimiento de un objeto entre Marte y Júpiter, al que se llamó Ceres, planteó una duda a los astrónomos: ¿es un planeta o no lo es? Inicialmente se aceptó como tal, pero cuando el número de objetos similares comenzó a crecer, prendió la discusión. Finalmente se optó por catalogar a Ceres y sus compañeros como asteroides. Del mismo modo, cuando casi dos siglos después empezaron a detectarse objetos del tamaño de Plutón en los confines del Sistema Solar, como Eris y Sedna, no pocos astrónomos desempolvaron la vieja pregunta.

Nuevos objetos que desafían las definiciones

La UAI se sintió entonces en la necesidad de aprobar una definición formal de planeta, algo de lo que hasta entonces carecía. Y tras un extenso debate, se llegó a la propuesta de que “un planeta es un cuerpo celeste que (a) está en órbita alrededor del Sol, (b) tiene suficiente masa para que su propia gravedad supere las fuerzas de cuerpo rígido de manera que adquiera un equilibrio hidrostático (forma prácticamente esférica), y (c) ha limpiado la vecindad de su órbita”. La asamblea votó y aprobó esta definición, que dejaba fuera a Plutón por no cumplir el tercer requisito, ya que comparte la zona de su órbita con otros objetos.

Las reacciones fueron tan inmediatas como contundentes. Los detractores de la decisión criticaron el procedimiento: solo 424 de los 9.000 miembros de la UAI estaban presentes en aquella reunión en Praga, y esta organización solo admite el voto presencial. Pero sobre todo, censuraron los aspectos técnicos. El científico planetario Alan Stern, investigador principal de la misión de la NASA New Horizons que en 2015 sobrevoló Plutón, ha sido uno de los más firmes opositores a la definición de la UAI. “Esa definición es altamente defectuosa, tanto y a tantos niveles que prácticamente nadie en la comunidad profesional de ciencia planetaria la utiliza en su trabajo de investigación”, resume a OpenMind. 

BBVA-OpenMind-Materia-Batalla Pluton 3-Imagen capturada por la sonda New Horizons, que muestra una neblina azul en la atmósfera de Plutón. Crédito: NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Southwest Research Institute
Imagen capturada por la sonda New Horizons, que muestra una neblina azul en la atmósfera de Plutón. Crédito: NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Southwest Research Institute

Desde el primer momento, Stern arguyó que otros planetas del Sistema Solar también comparten su órbita con multitud de objetos, a lo que los astrónomos oponen que en estos casos la gravedad del planeta es claramente dominante. Según expone a OpenMind el astrónomo Carlos de la Fuente Marcos, especializado en dinámicas orbitales, “si hay más objetos similares al de referencia, a similar distancia radial y que no orbitan en torno suyo (es decir, no son satélites como el sistema Tierra-Luna), hablar de planeta no parece correcto”. Para el astrónomo, la definición de la UAI es “razonable y correcta”.

¿Qué es lo que distingue a un planeta?

Pero según Stern, el fondo del problema estriba en definir algo no por sí mismo, sino por otra cosa externa: “En astronomía no clasificamos los objetos por lo que tienen cerca, sino por sus propiedades”, dijo a Nature en 2006. De hecho, después de 13 años de controversia, este ha persistido como el principal argumento de quienes rechazan la definición de la UAI. Dejando de lado los motivos sentimentales o culturales en los que Bridenstine parece reflejar una postura popular, numerosos expertos insisten en que deben ser los parámetros intrínsecos de los objetos, y no la dinámica de sus órbitas, los que definan a un planeta. 

Según explica a OpenMind el investigador del Planetary Science Institute David Grinspoon, coautor junto con Stern del libro Chasing New Horizons: Inside the Epic First Mission to Pluto, la definición de la UAI “es correcta si lo que te interesa son las órbitas y sus dinámicas; si lo que te interesa son los planetas como objetos, como lugares, como cuerpos con propiedades que pueden modelarse y compararse con otros cuerpos, entonces es profundamente fallida”. “Me gusta utilizar la definición de planeta de la UAI en mis conferencias como un ejemplo de una organización científica cometiendo un acto anticientífico”, agrega a OpenMind el CEO y director del Planetary Science Institute, Mark Sykes; una taxonomía científica, asegura, es algo que no se vota: “Por desgracia, la UAI ha promovido la idea de que la ciencia es materia de opinión, ¡lo que no es bueno en estos tiempos!”.

Es por todo esto que los científicos planetarios afirman que deben ser ellos, y no los astrónomos, quienes distingan a un planeta de lo que no lo es. “Nosotros somos quienes realmente estudiamos los planetas, a diferencia de las galaxias, estrellas, agujeros negros, etc.”, cuenta a OpenMind el geólogo planetario Kirby Runyon, de la Universidad Johns Hopkins. “Por ejemplo, los científicos planetarios nunca presumirían de votar sobre la definición de una estrella de neutrones, algo que estudian los astrofísicos”.

Quienes sostienen esta postura esgrimen también el argumento de que los planetas históricamente se han entendido por sus rasgos propios. “Los planetas se definieron en un principio dinámicamente como objetos que se movían en el cielo. Luego Galileo determinó que debían considerarse como la Tierra, geofísicos”, dice Sykes. “Los asteroides continuaron siendo considerados un tipo de planeta hasta que Kuiper publicó un estudio en 1953 que afirmaba que los asteroides son geofísicamente diferentes de los planetas”, añade.

En busca de una nueva definición

Y esta diferencia geofísica se basa sobre todo en un criterio: la forma esférica distingue a un cuerpo con una geología activa de un mero pedazo de roca. De hecho, los estudios de Plutón emprendidos por New Horizons han demostrado que se trata de un mundo muy complejo, con varias lunas, atmósfera, compuestos orgánicos, paisajes variados y posibles océanos líquidos bajo la superficie helada.

BBVA-OpenMind-Materia-Batalla Pluton 4-Comparación del tamaño de la Luna, Plutón y la Tierra. Crédito: Gregory H. Revera, NASA/JHUAPL/SWRI
Comparación del tamaño de la Luna, Plutón y la Tierra. Crédito: Gregory H. Revera, NASA/JHUAPL/SWRI

Así, los científicos planetarios apoyan una definición geofísica, según la cual “un planeta es un cuerpo de masa subestelar que nunca ha sufrido fusión nuclear y que tiene suficiente gravedad propia para asumir una forma esferoidal adecuadamente descrita por un elipsoide triaxial, con independencia de sus parámetros orbitales”. O más sencillamente, un planeta es un objeto celeste redondo menor que una estrella. Por su parte, De la Fuente Marcos menciona una objeción frecuente a este enfoque, y es que obligaría a considerar como planetas más de un centenar de objetos, incluyendo numerosas lunas. “Por esa lógica, ¡hay demasiados países en Europa, demasiados ríos y demasiadas montañas!”, responde Sykes. “¿No hace eso a los planetas más interesantes?”.

La definición geofísica de planeta ha ganado ya tanta aceptación entre los científicos planetarios que “se está convirtiendo en el estándar de facto”, dice Stern. Es más, y aunque es una incógnita si la UAI reaccionará de algún modo –la presidencia de esta organización no ha respondido a las preguntas de OpenMind–, lo cierto es que a los científicos planetarios esto no parece inquietarles. “No se necesita ninguna acción de la UAI para que la definición geofísica de planeta sea aceptable o ni siquiera oficial”, apunta Runyon. 

Para Grinspoon, la UAI ni siquiera es la autoridad adecuada en esta materia. Y en el fondo, subraya Sykes, por mucho que la resolución haya tenido un gran impacto en los medios, en cambio sus efectos en la comunidad científica han sido escasos: “Poca gente aplica la definición de la UAI en su trabajo científico. Tiene poca utilidad”, señala. “Los científicos no han cambiado su comportamiento o su lenguaje solo porque la UAI hiciera una proclamación sagrada. No me importa si la UAI cambia su definición de planeta o no”, concluye.

Javier Yanes

@yanes68

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