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28 julio 2022

La caza de las estrellas fugaces

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Sin duda uno de los espectáculos más grandes de la naturaleza es una noche estrellada. Alejándonos de ciudades y pueblos, aún encontramos lugares con fondo de cielo negro y miles de estrellas visibles a simple vista. Primero parecen inmutables, puntos de luz que parecen no moverse… pero de pronto, sin previo aviso, vemos como una estrella cae a toda velocidad hacia el horizonte. El fenómeno es tan rápido que no somos capaces de avisar a quien tenemos a nuestro lado: hemos visto una estrella fugaz.

En una noche cualquiera, dependiendo de nuestra suerte, podremos ver entre una y dos estrellas fugaces por hora; pero en ciertas fechas se concentran y se pueden ver muchas más: decimos entonces que hay una lluvia de estrellas. Cada año, en el mes de agosto, desde el día 5 entra en su fase de esplendor este espectáculo astronómico: se pueden ver cada noche más fugaces por hora, hasta los días 11, 12 y 13, en los que se produce el máximo de actividad. A partir de ahí va disminuyendo su intensidad, hasta aproximadamente el día 19. Es la lluvia de las Perseidas. Y en 2022 debemos prestar mucha atención a los consejos de observación, porque este año la caza de estas estrellas fugaces será bastante más complicada de lo habitual.

En torno al máximo de las Perseidas las previsiones de los astrónomos alcanzan hasta 100 estrellas fugaces por hora en los años buenos, número que también se denomina THZ (Tasa Horaria Zenital). Pero esa es una estimación para condiciones perfectas. Este número se refiere a la caída de fugaces por todo el cielo, con condiciones de cielo perfectas, sin contaminación lumínica y para un observador experimentado y sin ningún defecto visual, cuyo ojo además sea capaz de ver a la vez toda la bóveda celeste. Aunque eso es imposible, lo normal, siendo realistas, es que podamos ver entre 10 y 20 por hora, que ya no está nada mal.

Consejos de observación

  1. Las estrellas fugaces hay que verlas sin prismáticos ni telescopio —sería imposible poder apuntar tan rápido hacia ellas—, es un espectáculo para ver a simple vista.
  2. Cuando mejor sea el cielo (más oscuro), más estrellas fugaces veremos. Para ello debemos alejarnos todo lo posible de la contaminación lumínica de los núcleos de población.
  3. Es un espectáculo que dura horas, por lo que llevarse una silla plegable o tumbona ayuda a hacerlo mas cómodo. Y teniendo en cuenta que por la noche la temperatura baja, llevar prendas de abrigo es imprescindible en casi cualquier lugar.
  4. Parecen caer por todo el cielo, pero se ven más estrellas fugaces cerca de la constelación de Perseo, que es visible en la zona noreste (NE) del cielo —tanto para el hemisferio norte como el sur—, por lo que allí debemos centrar la zona de observación. [MAPA INTERACTIVO: Comprueba cuándo y dónde se verá Perseo en tu ubicación].
  5. La hora es importante. En 2022 el máximo es el 13 de agosto alrededor de las 2:00 hora universal (aquí puedes convertirla a tu hora local). En Europa coincide con las horas previas al amanecer y en América al comienzo de la noche. Un momento que parece apropiado para la observación. Sin embargo, 2022 no es un año nada bueno para ver Perseidas, porque la Luna llena entorpecerá mucho la observación durante toda la noche del 12 al 13 de agosto, incluso cuando esté avanzada la noche y Perseo en su punto más alto.
    Un opción mejor para ver las Perseidas en 2022 (y además mucho más cómoda) será un par de horas después de la puesta de Sol,
    durante la última semana de julio y los primeros días de agosto, pues la Luna apenas entorpecerá la visión del cielo esas noches. Estará aún entre Luna nueva y cuarto creciente. En esos días ya estará activa la lluvia de las Perseidas (comienza a mediados de julio) y además coincide con otra lluvia, la de las Delta Aquáridas, mucho menos popular porque se observa mejor desde el Hemisferio Sur y porque no es tan potente como la de las Perseidas.
  6. Una aplicación para teléfono móvil o una guía del cielo ayudará a reconocer estrellas y otros objetos a la vista.
Radiante de las Perseidas poco después de la puesta de Sol en latitudes intermedias del hemisferio norte. Crédito: Borja Tosar

No son estrellas

A pesar de parecer un tipo de muerte estelar, los meteoros como los de las Perseidas no son estrellas. En el espacio entre planetas dentro del sistema solar hay diversos tipos de objetos: asteroides, cometas y también polvo. Cuando la Tierra se cruza con su camino alrededor del Sol ocurre algo parecido a cuando un insecto choca con el parabrisas de un automóvil a gran velocidad: estas partículas de polvo entran en la atmósfera a unos 50-60 kilómetros por segundo, desde ese momento pasamos a llamarlas meteoros. El impacto es brutal, el aire delante del meteoro se comprime tanto y tan rápido que se calienta hasta alcanzar miles de grados centígrados y comienza a brillar mientras se descompone —es cuando, desde la superficie, vemos una estrella fugaz.

Volviendo sobre el símil del parabrisas, hay una zona donde impactan estos meteoros, del mismo modo que los insectos en el coche; esa zona es la constelación de Perseo. Mirando por nuestra ventana estelar hacia Perseo (noreste) estaremos apuntando directamente hacia la dirección de avance de la Tierra en su órbita; y si miramos hacia el punto opuesto (suroeste), estaremos viendo el cristal trasero del coche: pocos serán los insectos que podremos ver entonces.

Diagrama del paso de la Tierra a través de los restos del cometa Swift-Tuttle, lo que origina la lluvia de las Perseidas.
Diagrama del paso de la Tierra a través de los restos del cometa Swift-Tuttle, lo que origina la lluvia de las Perseidas. Crédito: American Meteor Society

Polvo chamuscado

El sistema solar tiene sus propios mecanismos de limpieza. En unos miles de años, el Sol limpia todo el polvo en nuestro vecindario espacial, ya sea atrapándolo con su enorme gravedad o empujándolo fuera del sistema con la presión de su luz.

Por eso es necesaria una fuente constante que genere polvo para que podamos disfrutar de estrellas fugaces, y estos ensuciadores son los cometas. Viendo una foto de un cometa podemos imaginarnos por qué: su vistosa cabellera son en gran parte gases, pero en su trayectoria también deja un reguero de fino polvo tras de sí.

Cuando se produce una lluvia de estrellas fugaces, lo que ocurre es que la Tierra pasa por una zona que hace tiempo un cometa ensució con polvo de las eyecciones de su cabellera. Al final, uno de los fenómenos más hermosos de la naturaleza no es más que polvo de cometa, que se chamusca al entrar en nuestra atmósfera.

Borja Tosar

@borjatosar

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