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16 junio 2015

5 hitos de la carrera espacial soviética

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La llegada del hombre a la Luna el 20 de julio de 1969 puso fin a la carrera espacial, decantando el balance final a favor de Estados Unidos. Pero lo cierto es que la mayor parte de los hitos anteriores habían sido conquistados en primer lugar por la Unión Soviética, que llevó la delantera hasta el triunfo final de su rival. Repasamos aquí los principales logros del programa espacial soviético antes de la histórica misión del Apolo 11.

Sputnik 1, primer objeto artificial en la órbita terrestre

La victoria del ejército aliado en la Segunda Guerra Mundial impidió que la Alemania nazi completara el desarrollo del primer misil balístico intercontinental. Con el reparto de la tutela del Tercer Reich entre las potencias vencedoras, los científicos e ingenieros germanos comenzaron a prestar sus servicios a los dos grandes bloques, EE. UU. y la URSS. En los planes de ambos estaba la fabricación de cohetes militares de largo alcance, pero también la creación de los primeros satélites artificiales.

UU. creía llevar la delantera en este progreso tecnológico cuando en julio de 1956 anunció su intención de lanzar el primer artefacto a la órbita terrestre. Cuando el 4 de octubre de 1957 el Sputnik 1 soviético se convirtió en el primer objeto de fabricación humana en órbita, la noticia fue una sorpresa para el mundo y un mazazo para la administración de Dwight Eisenhower, más aún cuando dos meses antes la URSS había ensayado el primer misil intercontinental.

Recreación artística del Sputnik 1 en órbita. Crédito: Gregory R. Todd

Con sus 83 kilos y medio y sus 58 centímetros de diámetro, el Sputnik 1 –cuyo apelativo significa simplemente “satélite”– superaba todo lo ensayado en los fallidos intentos de EE. UU. La esfera metálica que asombró y aterró a Occidente permaneció en órbita hasta el 4 de enero de 1958, cuando se quemó durante la reentrada en la atmósfera después de completar 1.440 órbitas a la Tierra. Durante las tres primeras semanas, el tiempo que duraron sus baterías, el bip-bip del Sputnik fue recogido por radioaficionados de todo el mundo; era el primer sonido jamás recibido desde el espacio por el ser humano.

Laika, primer ser vivo en órbita

El impacto internacional del éxito del Sputnik 1 espoleó al líder soviético Nikita Kruschev para lograr un nuevo golpe de efecto aprovechando la conmemoración del 40º aniversario de la revolución rusa. El 3 de noviembre de 1957 despegaba el Sputnik 2, ensamblado en menos de un mes y equipado con instrumentos para medir los rayos cósmicos y la radiación solar en forma de rayos X y ultravioleta. Pero la carga más memorable del satélite fue su tripulante, la perra Laika. Anteriormente los ingenieros soviéticos ya habían lanzado perros al espacio en misiles suborbitales; Laika fue el primer animal en órbita.

Laika era una perra callejera recogida en Moscú. Para su viaje, los científicos soviéticos le fijaron sensores biométricos al cuerpo con el fin de medir sus constantes vitales y así obtener los primeros datos sobre los efectos fisiológicos de un viaje espacial. Desde el principio, Laika estaba destinada al sacrificio, ya que la misión no incluía el regreso a la Tierra. Sus condiciones durante el vuelo, encadenada en un espacio minúsculo, con cables implantados bajo su piel y comida y agua para solo una semana, hoy resultarían inaceptables.

Durante el despegue, su ritmo cardíaco se triplicó y el de su respiración se multiplicó por cuatro. En su día las autoridades soviéticas se apresuraron en un primer momento a informar de que Laika estaba bien tras el despegue, pero las noticias posteriores llegaron con menos diligencia y serias contradicciones. En 2002, uno de los responsables de la misión reveló que probablemente Laika sucumbió al insoportable calor después de la tercera o la cuarta órbita, a las pocas horas del lanzamiento. El Sputnik 2, con los restos de la perrita, ardió al reentrar en la atmósfera el 14 de abril de 1958.

Yuri Gagarin, primer humano en el espacio

A finales de la década de 1950, la carrera espacial estaba en plena ebullición, con la Unión Soviética siempre a un paso por delante de su competidor: en 1959 la URSS había estrellado el primer objeto artificial contra la Luna, la sonda Luna 2, y al año siguiente había logrado recuperar de la órbita terrestre a las perras Belka y Strelka sanas y salvas. Era el momento de lanzar a un hombre al espacio.

El elegido para la gloria fue el teniente de las Fuerzas Aéreas Yuri Alekseyevich Gagarin (9 de marzo de 1934 – 27 de marzo de 1968), uno de los llamados Seis de Sochi, la élite del nuevo cuerpo de cosmonautas. A favor de Gagarin jugaron sus cualidades y experiencia, pero también su estatura de 1,57 metros, ideal para el reducido habitáculo de la nave Vostok 1 (Oriente 1). El primer hombre en el espacio despegó el 12 de abril de 1961 y apenas llegó a completar una sola órbita a La Tierra en una misión de 106 minutos.

La suerte estuvo del lado de Gagarin; los ensayos no tripulados de las Vostok habían mostrado varios fallos, y un error en el corte de un propulsor le llevó a una órbita superior a lo planeado. El piloto no tocó un solo mando durante su vuelo; la misión se controló enteramente por sistemas automáticos y desde tierra. La reentrada fue turbulenta por un problema con el motor de frenada y, tras su eyección de la cápsula, el piloto aterrizó en paracaídas a 300 kilómetros de su destino previsto (que era cerca del lugar de lanzamiento, en Bainokur). Gagarin apareció en una aldea rusa con su traje espacial naranja ante una granjera y su hija, que a punto estuvieron de huir despavoridas ante la extraña aparición caída del cielo.

Valentina Tereshkova, primera mujer cosmonauta

El 16 de junio de 1963, dos años después de la hazaña de Gagarin, la órbita terrestre recibía a la primera mujer. Valentina Vladimirovna Tereshkova se convertía en el undécimo ser humano en cruzar la frontera del espacio y en la primera civil, seleccionada de entre cientos de solicitantes; originalmente una trabajadora de la industria textil y paracaidista amateur, Tereshkova fue incorporada a las Fuerzas Aéreas solo para recibir la habilitación necesaria para el vuelo.

Valentina Tereshkova, la primera mujer que viajó al espacio. Crédito: Sovfoto/UIG

La nave de Valentina Tereshkova, Vostok 6, despegó cuando aún se encontraba en órbita la quinta de las misiones Vostok, tripulada por Valery Bykovsky. La URSS ya había hecho coincidir anteriormente dos misiones en órbita, las Vostok 3 y 4. El propósito de estas misiones simultáneas era hacer una demostración de poderío frente al rival americano, pero también ensayar los futuros encuentros de naves en el espacio.

Bykovsky despegó dos días antes que Tereshkova en un lanzamiento plagado de fallos mecánicos. Por el contrario, el vuelo de la primera cosmonauta transcurrió sin problemas de importancia, aunque Chaika (gaviota), que tal era su nombre en clave, sintió malestar durante la mayor parte de la misión y llegó a vomitar. Ambas Vostok se aproximaron entre sí en órbita a solo cinco kilómetros, y las dos regresaron a tierra con sus tripulantes el 19 de junio. La nave de Tereshkova fue la última de las Vostok, que serían sucedidas por las Voskhod. Ninguna mujer volvería a tripular una misión espacial hasta 19 años después. El 19 de agosto de 1982 la también soviética Svetlana Savitskaya fue la primera mujer en viajar a bordo de una estación espacial, y ella misma fue también la primera mujer en realizar un paseo espacial (el 25 de julio de 1984).

Alexei Leonov, primer paseo espacial

El éxito en 1964 de la primera misión Voskhod (Amanecer) con tres cosmonautas a bordo abrió el camino a la siguiente ambición en el programa soviético, el primer paseo espacial. El 18 de marzo de 1965, Alexei Leonov, uno de los dos tripulantes de la Voskhod 2, abandonaba su nave durante 12 minutos con la sola protección de su traje espacial. La cápsula dio un total de 16 vueltas a la Tierra durante 24 horas.

Pero una vez más, la misión no estuvo exenta de problemas. Durante su paseo, el traje de Leonov se hinchó tanto que no podía flexionar las articulaciones, y a duras penas logró atravesar la escotilla de vuelta a la nave. Con sus trajes inflados, los dos cosmonautas no pudieron ocupar sus asientos, lo que desequilibró la nave en la reentrada.

A diferencia de las Vostok, cuyos tripulantes salían despedidos de la nave para aterrizar en paracaídas, las Voskhod tocaban tierra con sus ocupantes en el interior. La cápsula aterrizó en un bosque tupido de los montes Urales, tan gélido y remoto que Leonov y su compañero, Pavel Belyayev, tuvieron que esperar la llegada de una partida de rescate compuesta por esquiadores.

Javier Yanes para Ventana al Conocimiento

@yanes68

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