Elaborado por Materia para OpenMind Recomendado por Materia
5
Inicio Parque acuático jurásico: ¿hubo dinosaurios nadadores?
23 junio 2020

Parque acuático jurásico: ¿hubo dinosaurios nadadores?

Tiempo estimado de lectura Tiempo 5 de lectura

Aunque en nuestros días el interés del público por los dinosaurios esté indisolublemente ligado a las sagas cinematográficas de Jurassic Park y Jurassic World, estos animales han sido los favoritos de la imaginación humana desde sus comienzos victorianos. Algo que el paleontólogo Stephen Jay Gould calificó como una “fascinación arquetípica” basada en tres cualidades: “grandes, fieros y extintos”. Pero pese a la enorme popularidad de estos animales, existe una idea sobre ellos tan extendida como errónea, y es que algunos volaban o nadaban: ni los pterosaurios alados, ni el mosasaurio o el plesiosaurio eran en realidad dinosaurios; en este grupo taxonómico solo entran animales que vivían en tierra. Sin embargo, quizá no siempre: una vez desbancadas ciertas teorías exóticas que pretendían meter a todos los dinosaurios de forma permanente en el agua, la ciencia actual indica que tal vez unos pocos de aquellos animales eran aficionados a mucho más que un simple chapuzón.

Comparación anacrónica de cuatro especies de espinosaurios, en sentido horario desde la izquierda: Suchomimus tenerensis, Spinosaurus aegyptiacus, Irritator challengeri y Baryonyx walkeri. Crédito: Андрей Белов
Comparación anacrónica de cuatro especies de espinosaurios, en sentido horario desde la izquierda: Suchomimus tenerensis, Spinosaurus aegyptiacus, Irritator challengeri y Baryonyx walkeri. Crédito: Андрей Белов

La idea de los dinosaurios acuáticos ha sido para los paleontólogos como los ovnis para los astrónomos; algo sin visos claros de ser otra cosa que ficción, pero que nunca desaparece. En 2012 el divulgador británico Brian Ford, sin experiencia en paleontología, desafió a la comunidad científica con un artículo publicado en la revista Laboratory News en el que proponía “una revolución prehistórica”: “Estoy seguro ahora de que los dinosaurios eran principalmente criaturas acuáticas”, escribía. El argumento de Ford se resume en el título del libro en el que posteriormente desarrolló sus ideas: Too Big to Walk (“Demasiado grandes para caminar”; Harper Collins, 2018). Su artículo original se cerraba con una atrevida afirmación: “Todo el tiempo que hemos estado especulando sobre la ciencia de esas notables criaturas, los paleontólogos han eludido este factor único y crucial: los dinosaurios eran acuáticos”.

Naturalmente, la comunidad científica no tardó en reaccionar a la propuesta de Ford. Y no lo hizo con tibieza: “Son tonterías pseudocientíficas”, resume a OpenMind el paleontólogo y divulgador David Hone, de la Universidad Queen Mary de Londres. “En 140 años no ha existido un paleontólogo creíble que piense que los dinosaurios eran fundamentalmente acuáticos”. Sin embargo, Hone añade una precisión: “Todos los paleontólogos serios aceptan la idea de que algunos dinosaurios eran semiacuáticos”. 

El Spinosourus

Las claves que marcan la diferencia están claras: “algunos” y “semi”. Y entre los posibles candidatos, uno ha centrado el interés de los científicos. “Desde los 80, se han acumulado evidencias de que los espinosáuridos, y el Spinosaurus en particular, eran atípicos entre los terópodos del Mesozoico al estar estrechamente ligados al agua”, señala a OpenMind el paleontólogo y divulgador Darren Naish, de la Universidad de Southampton, que ha escrito ampliamente refutando las ideas de Ford e incluso ha debatido con él cara a cara

Los espinosáuridos son un grupo de grandes carnívoros bípedos que estuvieron extendidos por todo el mundo en el Jurásico y el Cretácico. Hoy comprenden 13 géneros, siendo su representante más famoso el Spinosaurus aegyptiacus, una bestia de tamaño similar al tiranosaurio y que reemplazaba a este como azote de los protagonistas en la tercera entrega de la saga Jurassic Park. Aunque el descubrimiento del Spinosaurus data de la segunda década del siglo XX, fueron investigaciones muy posteriores las que comenzaron a apuntar a un posible modo de vida parcialmente acuático, algo ya sugerido para el Baryonyx, un pariente cercano.

BBVA-OpenMind-Materia-Spinosaurus 3-Esqueleto de Spinosaurus en el National Geographic Museum. Crédito: Ryan Somma
Esqueleto de Spinosaurus en el National Geographic Museum. Crédito: Ryan Somma

Con el paso de los años, distintas líneas de pruebas han ido acumulándose: “Los entornos donde sus fósiles se han conservado, la anatomía de sus mandíbulas, la forma de los dientes, el grosor de los huesos de las extremidades, el contenido preservado en sus estómagos y también los isótopos en el esmalte de sus dientes”, dice Naish; todo ello ha asemejado más la biología del Spinosaurus a la de ciertos animales acuáticos como los cocodrilos que a la de otros terópodos. “En los 80 se propuso que los espinosáuridos eran vadeadores; en los 2010 parecía que eran nadadores, y en los 2020 tenemos evidencias de que quizá eran nadadores especializados”, apunta Naish.

Pero los datos no han convencido a todos los expertos. En 2018 el paleontólogo Donald Henderson, del Royal Tyrrell Museum de Alberta (Canadá), publicó un estudio argumentando que la flotabilidad del espinosaurio lo hacía insumergible, y que tanto esto como su estabilidad en el agua no lo habrían diferenciado de otros terópodos como el tiranosaurio. Henderson concluía que el Spinosaurus pudo haber frecuentado zonas costeras o aguas someras, pero que era sobre todo un animal terrestre.

Una potente aleta propulsora

Sin embargo, nuevas pruebas han venido a ratificar las costumbres semiacuáticas del espinosaurio. Por desgracia, el espécimen tipo se perdió en la Segunda Guerra Mundial, durante un bombardeo británico de Múnich, pero nuevos fósiles han permitido al equipo dirigido por Nizar Ibrahim, hoy en la Universidad de Detroit Mercy, concluir que este animal poseía numerosas adaptaciones a la vida en el agua. En un reciente estudio publicado en Nature, Ibrahim, Stephanie Pierce y sus colaboradores han construido un modelo robótico de la cola del espinosaurio, mostrando que no era sino una potente aleta propulsora, muy diferente del apéndice caudal de los dinosaurios puramente terrestres. Es más, el estudio encuentra esta adaptación, en menor grado, en otros espinosáuridos, “apuntando a una invasión sustancial de los entornos acuáticos por los dinosaurios”, escriben los autores.

Según Ibrahim, “este hallazgo es el clavo en el ataúd para la idea de que los dinosaurios no aviares nunca invadieron el mundo acuático”. El paleontólogo asegura que ya no puede imaginarse al Spinosaurus como un simple vadeador que metía las patas en el agua para pescar: “Este dinosaurio perseguía activamente a sus presas en la columna de agua, y no se limitaba a quedarse en aguas someras esperando a que los peces pasaran nadando junto a él. Probablemente pasaba la mayor parte de su vida en el agua”. Para Naish, se trata de un caso cerrado: “Hoy es irrefutable que el Spinosaurus tiene una conexión muy fuerte con los entornos acuáticos, y que era al menos anfibio y quizá acuático”.

BBVA-OpenMind-Materia-Spinosaurus 4-Un Halszkaraptor. Crédito: Danny Cicchetti
Un Halszkaraptor. Crédito: Danny Cicchetti

Por su parte, Hone no se muestra convencido. El experto subraya que la afinidad por el agua de ciertos dinosaurios en realidad no es una idea esencialmente nueva, y que ha venido refrendada por el descubrimiento de especies como el Halszkaraptor, un animal del tamaño de un pato que probablemente utilizaba sus extremidades anteriores para nadar. Pese a todo, Hone echa de menos pruebas más concluyentes: “Personalmente, no creo que el nuevo espécimen de Spinosaurus lo consiga”. El paleontólogo aprecia inconsistencias en el trabajo de Ibrahim y sus colaboradores, como el hecho de que la movilidad de los espinosaurios en el agua sería peor que la de los cocodrilos, junto con datos anatómicos como la posición de los orificios nasales, o el perfil isotópico de ciertos especímenes que sugiere una vida puramente terrestre. “Estoy seguro de que el Spinosaurus vivía en o cerca del agua y que probablemente podía nadar, pero esto no es sinónimo de que fuera un muy buen nadador capaz de sumergirse y perseguir velozmente a presas ágiles, como se ha presentado”, concluye.

En resumen, parece que el debate aún proseguirá, pero todo indica que al menos no nos equivocaremos demasiado si añadimos una coletilla a la frase escrita en aquella pancarta que caía junto al tiranosaurio al final de la primera película de Jurassic Park, y que hacía referencia al título de una producción británica de 1970: “Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra… y el agua”. 

Javier Yanes

@yanes68

Comentarios sobre esta publicación

El nombre no debe estar vacío
Escribe un comentario aquí…* (Máximo de 500 palabras)
El comentario no puede estar vacío
*Tu comentario será revisado antes de ser publicado
La comprobación captcha debe estar aprobada