Francisco José Ayala (Madrid, 1934) es uno de los científicos españoles de mayor prestigio. Autoridad mundial en biología evolutiva, es profesor de la Universidad de California en Irvine (EEUU) y llegó a ser presidente de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia, editora de la revista Science.
Doctor honoris causa por más de 20 universidades en una decena de países, Ayala acaba de recibir ese título de la Universidad Autónoma de Barcelona. Además es autor de 40 libros, incluyendo los recientemente publicados Evolución para David (editorial Laetoli) y ¿De dónde vengo? ¿Quién soy? ¿A dónde voy? (editorial Alianza). En esta entrevista trata de responder algunas de esas preguntas.
1. Ética y biotecnología
El mayor reconocimiento de la carrera científica de Ayala fue la Medalla Nacional de las Ciencias de EEUU, que le impuso George W. Bush en 2001. Previamente fue asesor científico del presidente Bill Clinton. Y desde entonces ha intentado matizar las expectativas creadas por el proyecto Genoma Humano.
«El genoma no es suficiente para saber lo que somos», explica Ayala, para quien eso hace imposible clonar personas y dificulta enormemente su mejora genética, al margen de consideraciones éticas. En cambio, sí es partidario de clonar las mejores cabezas de ganado, una vez que la técnica esté completamente dominada. Además de enseñar Biología, Ayala imparte clases de Filosofía de la Ciencia en la Universidad de California en Irvine. Allí, y en todos los foros en los que participa, aboga por establecer líneas rojas en la ingeniería genética.
2. Nuestro lugar en la evolución
Francisco J. Ayala fue apodado “el hombre del renacimiento de la Biología evolutiva” por The New York Times. Como investigador, ha destacado sobre todo por sus estudios sobre el denominado “reloj molecular de la evolución”. Desde su especialidad científica, sitúa a los seres humanos dentro de la evolución de la vida como unos recién llegados que hemos aparecido “en los últimos minutos de la historia de la Tierra”.
En esta entrevista, el investigador aborda además algunas de las rarezas evolutivas de la especie humana. Como por ejemplo la monogamia, “que no existe en otros primates”; o la aparente paradoja evolutiva de la homosexualidad, “que no es fácil de explicar”. Ayala apunta las explicaciones a estas peculiaridades humanas, desde el punto de vista de la genetica y la biología evolutiva.
3. Evolución y religión
En 1960 Ayala se ordenó fraile dominico en España, pero colgó pronto los hábitos y se mudó al año siguiente a EE.UU. para estudiar la evolución de los seres vivos. Nacionalizado estadounidense en 1971, este científico español recibió en 2010 el premio Templeton, dotado con 1,53 millones de dólares, por “su papel público como defensor de la práctica científica y la fe religiosa”.
A su juicio, no hay contradicción entre ciencia y religión, siempre que cada una respete la esfera de la otra. En EE.UU., el testimonio de Ayala en los tribunales ha sido fundamental para impedir que en las escuelas se equipararan el creacionismo (que niega la evolución) y la explicación científica del origen de la vida.
Ayala rechaza el creacionismo y la teoría del diseño inteligente: “Si Dios hubiera diseñado el sistema reproductivo humano, tendría que dar cuenta de 20 millones de abortos al año. Eso es una barbaridad, una blasfemia”, reflexiona en esta entrevista.
4. Invertir en ciencia
Ayala es un firme defensor de la filantropía y de aumentar los presupuestos para ciencia. Las suyas no son palabras huecas: en 2011 donó 10 millones de dólares a su universidad, procedentes de los beneficios de sus viñedos en California.
El profesor lamenta la escasa inversión en ciencia en España y esgrime el altruismo como argumento para promover la filantropía. “¿Queremos una sociedad próspera? Todos debemos contribuir, en la medida en que podamos”, concluye Ayala.
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