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07 enero 2021

La ciencia que viene en 2021

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Pocas veces hemos sabido con tanta certeza cuál va a ser el asunto dominante de la ciencia en el año entrante. Es evidente que en 2021 la pandemia de COVID-19 va a seguir concentrando una gran parte de los esfuerzos de la investigación científica, sobre todo en relación con las vacunas que a lo largo de este año se desplegarán por todo el mundo. Pero tampoco faltarán citas importantes en otros campos de la ciencia, en un año en que el cambio climático y Marte serán otros dos destacados protagonistas de la actualidad científica.

El año de las vacunas

Si 2020 fue el año del ataque, 2021 será el del contraataque. En tiempo récord, el poder del ingenio humano ha sido capaz de salir al paso del azote del coronavirus SARS-CoV-2 con infinidad de vacunas, algunas de las cuales ya se están distribuyendo por el mundo o lo harán en breve: Pfizer-BioNTech, Moderna-NIAID, Sinopharm, Sinovac o la Sputnik V de Rusia. A lo largo del año seguirán las de Oxford-AstraZeneca, Novavax, Janssen y otras. En los próximos meses el trabajo de los científicos deberá centrarse en recoger, procesar y analizar el inmenso volumen de datos que va a generar esta campaña global de inmunización sin precedentes.

Alguna vacunas ya se están distribuyendo por el mundo. Crédito: U.S. Secretary of Defense

Previsiblemente, no todo serán éxitos. Surgirán casos de interacciones o efectos secundarios, quizá no siempre la efectividad iguale a la eficacia en los ensayos clínicos, y tal vez la población se impaciente si el efecto en los contagios no es inmediato, ya que para controlar la pandemia será necesario alcanzar la inmunidad colectiva. Mientras tanto, los investigadores podrán aprovechar los datos generados para optimizar el despliegue de las vacunas.

Es una incógnita si en 2021 dispondremos de tratamientos más eficaces contra la COVID-19, quizá mediante cócteles de varios fármacos. En cambio, sí podemos confiar en que este año deberíamos acercarnos un poco más a la resolución de una de las grandes preguntas de la pandemia: el origen del virus. En enero la Organización Mundial de la Salud emprenderá una gran investigación con el fin de rastrear los primeros pasos del coronavirus en Wuhan, y quizá también en otras regiones de China y del mundo. La búsqueda será enormemente complicada y no cuenta con la menor garantía de éxito, pero es posible que se extraigan conclusiones valiosas de cara a la prevención de futuras amenazas virales emergentes.

El clima que habíamos olvidado

Líderes mundiales tras la foto grupal de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2019. Crédito: Casa Rosada. Argentina Presidency of the Nation

La pandemia ha arrinconado en parte la preocupación global por el cambio climático, pero ignorar los problemas no hace que desaparezcan. Así lo demuestran las numerosas pistas recopiladas por los científicos el pasado año y que nos recuerdan que esta lacra global no solo no se ha aplacado por las restricciones obligadas por la pandemia, sino que está acelerando. La crisis más urgente del coronavirus obligó a aplazar la conferencia COP26 de Naciones Unidas, que previsiblemente dará comienzo el próximo 1 de noviembre en Glasgow. Después de los nulos avances logrados en la COP25 de Chile celebrada en Madrid, los expertos contemplan esta nueva cita como la última oportunidad de aumentar las apuestas de reducción de emisiones para cumplir el acuerdo de París y mantener el aumento de temperatura por debajo de 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales. Hay grandes esperanzas depositadas en que el nuevo presidente de EEUU, Joe Biden, rectifique la decisión de su predecesor de abandonar el acuerdo de París y asuma nuevos compromisos más exigentes en la lucha contra el cambio climático.

Los nuevos marcianos

Si todo sucede según lo previsto, en 2021 se romperá por fin la larga exclusividad de las misiones lideradas por EEUU en la exploración de la superficie marciana. Por desgracia la apuesta euro-rusa, la segunda fase de ExoMars que debía haberse lanzado en 2020, tuvo que retrasar su lanzamiento hasta 2022 por problemas con los paracaídas de la sonda. Pero más suerte tuvo la misión china Tianwen-1 (antes llamada Huoxing-1), que despegó en julio de 2020 y que previsiblemente el 23 de abril posará un vehículo robótico en el suelo de Marte, además de mantener un aparato en la órbita. 

Ilustración del rover Perseverance de la NASA operando en la superficie de Marte. Crédito: NASA / JPL Caltech

Por su parte, la NASA no se quedará atrás: el 18 de febrero la misión Mars 2020 pondrá un nuevo rover en Marte, Perseverance, al que se unirá una primicia absoluta, el dron Ingenuity, el primer aparato que se elevará sobre la superficie de otro mundo. La misión china y la estadounidense rastrearán el suelo marciano en busca de posibles huellas de habitabilidad presente o pasada. Por último, la sonda Al Amal/Hope de Emiratos Árabes Unidos se quedará en la órbita para estudiar el clima y la meteorología de Marte, un paso de gigante para la ciencia y la tecnología espacial de los países árabes.

Ojos y oídos vueltos al espacio

Después de un cuarto de siglo de espera, por fin el 31 de octubre veremos despegar el sucesor del telescopio espacial Hubble, que tan grandes servicios ha prestado a la exploración del universo y que nos ha brindado infinidad de imágenes tan valiosas como inspiradoras. El nuevo telescopio espacial James Webb de la NASA, con la colaboración de la ESA y la Agencia Canadiense del Espacio, es considerablemente más grande que su predecesor y más sensible, sobre todo en la banda infrarroja, lo que le permitirá escrutar a través de las nubes de polvo y gas para observar estrellas y galaxias más viejas, distantes y tenues que eran inaccesibles para el Hubble.

El telescopio espacial James Webb es el sucesor del Hubble. Credit: NASA/Chris Gunn

Si el James Webb será nuestro nuevo gran ojo en el espacio, tampoco nos faltarán oídos. El pasado año tuvimos que lamentar la destrucción del icónico radiotelescopio de Arecibo en Puerto Rico, durante décadas el mayor del mundo. Pero al menos en 2021 la comunidad astronómica tendrá a su disposición el FAST de China, cuyos 500 metros de diámetro superan con creces los 305 de Arecibo. A partir de este año, China aceptará solicitudes de investigadores extranjeros para explotar las capacidades de esta gran instalación.

Quizá este año obtengamos nuevos datos sobre dos intrigantes noticias científicas que coparon titulares en 2020. Quedó en el aire, nunca mejor dicho, la posible presencia de fosfina en la atmósfera de Venus, un gas que en nuestro planeta se asocia a la existencia de vida. Las observaciones iniciales fueron cuestionadas, pero aún hay margen para una posible confirmación. 

Por otra parte, también nos sorprendió el anuncio no oficial de una extraña señal de radio captada por el radiotelescopio australiano de Parkes y que en apariencia procedía de la estrella Próxima Centauri. Aunque no se ha descartado que en realidad se deba simplemente a una interferencia de tecnología terrestre, se ha calificado como el indicio más prometedor de una posible civilización alienígena desde la famosa señal Wow! en 1977. Ambos rincones del cosmos, Venus y Próxima Centauri, están ahora en el punto de mira de Breakthrough Initiatives, el programa fundado por el magnate ruso-israelí Yuri Milner y que ha apostado firmemente por responder a la eterna pregunta de si hay vida más allá de la Tierra. 

Javier Yanes

@yanes68

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