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25 mayo 2015

Banca digital I: Los hábitos de financiación continuados y la Industria 4.0

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Hace 20 años, seguíamos comprando en los grandes almacenes, conduciendo 32 km y haciendo la compra una vez al mes o a la semana. Empezamos a disfrutar de navegar por internet y elegir lo que nos gustaba en eBay o Amazon a principios del siglo XX, a diario después del trabajo.

Hoy nos deslizamos por los teléfonos inteligentes y actualizamos las aplicaciones de compra cada hora, o incluso cada minuto. Nuestros hábitos de compra han cambiado muchísimo durante las últimas décadas. Cada vez son más frecuentes y digitales. El resultado directo de estos hábitos cambiantes online hace que los consumidores utilicen divisas y métodos de pago digitales, así como servicios bancarios online. Estamos presenciando estos cambios ahora. Cada vez más bancos están cerrando sucursales físicas y ofreciendo los llamados servicios «de banca minorista digital».

Entonces ¿qué va a ser lo siguiente? La nueva «IC» (Internet de las Cosas) con el tiempo conectará todos los objetos físicos a nuestro alrededor y a nosotros mismos con internet. En un futuro próximo, podremos buscar en Google nuestra ropa, comida o incluso los muebles. Llegado el momento, y cuando el mundo cuente con información y capacidad de procesamiento suficiente, podremos gastar y consumir no en minutos, sino constantemente.

El poder de la Industria 4.0.

Imaginemos que vamos a un restaurante en el futuro. Podremos pagar una pequeña comisión por elegir nuestro sitio preferido cerca de la ventana o con vistas al mar. Si vamos conduciendo, no está de más poder elegir un carril más rápido en cualquier momento, pagando un extra. Si compramos un coche, podremos configurar cada pieza del automóvil, como color, motor, o incluso que sea compatible con IOS o Android antes incluso de que lo fabriquen. Podremos hacer un seguimiento de la producción y entrega prevista con un margen de precisión de minutos. Este es el poder de la Industria 4.0.

Entonces, necesitaremos que los bancos nos den una financiación «continuada» no para grandes cifras, sino para pequeñas cantidades de financiación. Asimismo, en lugar de financiar todo el objeto, podremos financiar las piezas del vehículo. Será posible elegir distintos tipos de financiación según nuestros hábidos de consumo, o según las piezas de los productos a financiar, igual que los bancos digitales del futuro tendrán sus propias preferencias. Quizás para entonces, nuestro banco o Google nos conozcan mejor que nosotros mismos.

Si se dispone de almacenamiento y capacidad de procesamiento suficientes para una cantidad de información tan enorme, el coste de acceso para los clientes minoristas no sería mucho mayor que el de los clientes corporativos, y se tendría un margen mucho mayor. La barrera entre los clientes minoristas y los corporativos se diluye.

¿Suena increíble y un poco lejos en el tiempo, verdad? Lo cierto es que puede no estar tan lejos como pensamos. Amazon consigue realizar las entregas de productos de clientes minoristas a otros con el nivel de eficiencia de una empresa de logística. Los minoristas pueden hacer un seguimiento de sus productos individuales en tiempo real. Amazon se encarga de etiquetar esos productos y convertirlos en «IC». Entre tanto, Google se asocia con Calvin Klein para incluir en sus diseños las palabras clave más frecuentes en sus resultados de búsqueda. Otro ejemplo es Alibaba, que trabaja con los bancos para emitir cartas de crédito para las actividades de financiación de sus clientes. Se trata de una actividad comercial empresarial, pero gestionada a un micro nivel mucho menor.

Los hábitos de consumo han transformado los servicios de banca minorista tradicionales en servicios de banca digital. La «IC» y la Industria 4.0 fomerntarán el cambio en las actividades comerciales, empresariales y de banca de inversión. Está ocurriendo ya, pero aún así, tenemos la oportunidad de ponernos al día, ya que los avances más recientes todavía se producen poco a poco. Los préstamos P2P, la financiación colectiva, la gestión digital de la riqueza, etc., siguen avanzando sin un marco regulatorio bancario. ¿En qué punto estamos entonces? ¿Cómo afectará la banca digital a las actividades de banca empresarial en el futuro, y dónde se encuentra la verdadera banca digital? Comentaré estos temas en mis próximos artículos.

Yeung Yeung

Banca corporativa y de inversión,  BBVA Compass

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