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12 enero 2016

Antonio de Ulloa: ¿descubridor del platino?

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Lo conocemos como el más caro de los metales preciosos, tal vez debido a que las tarjetas de crédito de platino y los discos de platino superan en prestigio a sus equivalentes de oro. Lo cierto es que el precio de mercado del platino no necesariamente es siempre mayor que el del oro, al que de hecho supera en abundancia en la corteza terrestre. Pero su uso en joyería lo ha convertido en material de lujo, y ello a pesar de que el significado de su nombre original es humilde: platina, o “pequeña plata”.

Quien así lo nombró fue el militar y explorador español Antonio de Ulloa, a quien algunas fuentes acreditan como descubridor del platino, ya que lo dio a conocer en Europa; por el contrario, otros atribuyen este mérito a los científicos británicos que lo trajeron al viejo continente y estudiaron sus propiedades. El tercer centenario del nacimiento de Ulloa es una ocasión propicia para recordar su figura y revisitar la controversia que envuelve la autoría del hallazgo del más exclusivo de los metales preciosos.

Retrato de Antonio de Ulloa. Autor: Andrés Cortés y Aguilar

Antonio de Ulloa y de la Torre-Giralt (12 de enero de 1716 – 5 de julio de 1795) fue el segundo hijo de una familia influyente y acomodada de Sevilla. Su carrera en la marina le llevó desde joven a cruzar el Atlántico: a los 19 años se unió, en compañía de Jorge Juan y Santacilia, a la Misión Geodésica Francesa destinada a medir un arco de meridiano en la América ecuatorial con el fin de determinar la forma de la Tierra. Fue entonces cuando Ulloa tuvo conocimiento de una impureza metálica en el oro americano, a la que denominó platina. Según explica a OpenMind el químico e historiador Luis Fermín Capitán Vallvey, catedrático de la Universidad de Granada (España), “la platina se conoce en el Virreinato de Nueva Granada como acompañante del oro en la región de Chocó [actual Colombia] desde 1690; razón por la cual recoge Ulloa la escueta noticia de su existencia al pasar por Popayán, en cuya Casa de la Moneda la platina es un problema recurrente”.

Ulloa emprendería el regreso a España en 1745. Tres años después publicó junto con Jorge Juan su Relación Histórica, en la que describía por primera vez la platina como una piedra de las minas de lavadero “de tanta resistencia, que no es fácil romperla, ni desmenuzarla con la fuerza del golpe sobre el yunque de acero”, y que “ni la calcinación la vence”. Algunas fuentes sugieren que Ulloa llevó a España alguna muestra del metal; sin embargo, según Leslie B. Hunt, coautor del libro A History of Platinum and its Allied Metals (Johnson Matthey, 1982), “no hay pruebas reales de esto”.

Pepita de platino nativo, de la mina de Kondyor (Rusia). Crédito: Heinrich Pniok

Mientras tanto, el platino ya era objeto de estudio en Inglaterra. En 1741 el británico Charles Wood encontró en Jamaica unas muestras del metal, traídas de contrabando desde Cartagena de Indias. Wood realizó ciertos experimentos y envió el material al médico William Brownrigg, quien continuó estudiando el nuevo metal en Gran Bretaña para después presentar sus resultados a William Watson, miembro de la Royal Society. Este, a su vez, introdujo la platina al estamento científico británico, como quedó reflejado en la revista Philosophical Transactions entre 1749 y 1750.

Cabe destacar que Watson se refería al metal por el nombre acuñado por Ulloa, “platina”, y que en su presentación a la Royal Society escribía: “Esta sustancia no se menciona en ningún autor que yo haya encontrado, excepto por nuestro valioso hermano Don Antonio d’Ulloa”. En una carta posterior, Brownrigg le agradecía a Watson que hubiera añadido esta mención. De hecho, Watson y Ulloa llegaron a conocerse: durante su viaje de regreso desde América, el español fue detenido en alta mar por la marina británica y encarcelado en Londres, donde posteriormente fue liberado con el reconocimiento de la Royal Society; no antes de que todos sus documentos fueran concienzudamente examinados.

El origen americano del platino otorgaría a España una posición inicial de privilegio en su comercio internacional. Pero a pesar de aquel monopolio y de la innegable relevancia de Ulloa en la historia del platino, otra cuestión es que el español merezca el crédito del descubrimiento. El metal ya era conocido por las culturas precolombinas, y en Europa existía una mención a esta tenaz impureza fechada en 1557, en los escritos del italiano Giulio Cesare Scaligero. Pero sobre todo, para algunos expertos la paternidad de un elemento debe recaer en los científicos que lo aíslan y estudian. Un ejemplo es el wolframio o tungsteno, que se considera una aportación española gracias al trabajo de los hermanos Elhúyar, pese a que la existencia del elemento había sido sugerida, y su nombre acuñado, por otros autores.

En el caso del platino, Ulloa no investigó sus propiedades. Según Capitán Vallvey, el explorador “no tiene en ese momento conocimientos químicos ni medios”; su papel consistió en “dar a conocer en Europa la existencia de la platina”, pero no debe confundirse “la difusión de la existencia de un nuevo material con el descubrimiento de un nuevo metal”. El químico e historiador juzga que “el descubrimiento de la platina como un nuevo metal y posteriormente como un conjunto de metales (los seis elementos del grupo del platino) hay que reservarlo a Wood y Brownrigg”. No obstante, aclara que “esto no significa en modo alguno quitar importancia al papel de Ulloa, sino no atribuirle lo que no le corresponde”; para Capitán Vallvey, Ulloa perdurará en la memoria como “ejemplo de hombre ilustrado, aunque no fuera él quien descubrió el platino”.

Javier Yanes para Ventana al Conocimiento
@yanes68

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