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02 febrero 2015

Amenazas: Cómo sobrevivir con éxito a nosotros mismos

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En nuestro afán por entender en profundidad qué es el riesgo, hemos comenzado por revisar cómo lo percibimos, y de qué depende que cada uno de nosotros tenga diferentes conceptos de lo que es el riesgo y distintas percepciones sobre cuánto pesa en nuestras decisiones.

Este es ya el séptimo post sobre cómo nuestra concepción del riesgo hunde sus raíces más allá de la economía o de las finanzas, y hemos ampliado nuestra perspectiva a disciplinas como la antropología, la sociología o la psicología.

Antes de pasar a otras ciencias, como la neurología, farmacología o la fisiología, vamos a echar un último vistazo a una de las cuestiones centrales de la psicología: La teoría de la autoafirmación (Self Affirmation Theory).

La integridad personal, desde un punto de vista psicológico, tiene una salud delicada. Constantemente nos enfrentamos con situaciones o personas que ponen en cuestión nuestra valía. Estas “amenazas” a la integridad de nuestro yo tienen múltiples respuestas, que pueden condicionar enormemente nuestra propia percepción de la realidad.

La Teoría de la Autoafirmación (interesantísimo el papel “The Psychology of Self-Defense: Self Affirmation Theory, Sherman 2006, enlace aquí) propone que el individuo responde ante las amenazas mediante un sistema de protección que se basa en la reafirmación del YO. Esta reafirmación, que psicológicamente puede ser muy beneficiosa para la estabilidad mental de la persona, como contra puede acarrear el arrastre de vicios o debilidades que motivaron la amenaza, de este modo se eleva una defensa numantina en torno a las causas de la amenaza.

En esta situación, el “Conócete a ti mismo”  que figuraba en el Oráculo de Delfos es vital para poder “sobrevivir con éxito a nosotros mismos”, esto es, a las defensas psicológicas que nos ponemos ante amenazas externas.

Comencemos por definir qué entendemos por el “YO”. Nuestra identidad es compleja, y se compone de diferentes realidades. Podemos enumerar

  1. Roles individuales: somos las tareas que desempeñamos, y las actitudes que adoptamos ante los demás
  2. Valores: conjunto de principios y axiomas que definen nuestra ética
  3. Identidad social: cómo nos representamos ante los demás, cómo nos perciben y el grado de interacción que mantenemos con la sociedad.
  4. Sistemas de creencias: religiosas y filosóficas
  5. Objetivos: Somos lo que queremos llegar a ser, o las metas que queremos alcanzar, y éstas son la medida de nosotros mismos
  6. Relaciones: familiares, afectivas, sociales, laborales

De modo que cualquier amenaza al YO provendrá de alguna de estas categorías. Nos sentiremos amenazados cuando se cuestionen nuestras creencias religiosas, cuando se pongan en cuestión la validez de nuestros objetivos, se pierdan amistades o no se valore en la medida en que nosotros lo hacemos el resultado de nuestro esfuerzo laboral, por proponer varios ejemplos.

Desde un punto de vista más económico – financiero, podemos sentirnos amenazados cuando nuestras decisiones de gestión empresarial no alcanzan los objetivos deseados, obtenemos pérdidas en bolsa, los accionistas no valoran la supuesta relevancia de nuestras decisiones estratégicas.

Nuestro sistema psicológico reacciona protegiéndonos, y puede reaccionar, básicamente, de tres formas diferentes:

  • Aceptación del error
  • Negación de la amenaza
  • Reafirmación y refuerzo en otros aspectos del YO no relacionados con la amenaza

Spoiler: No hay una respuesta correcta. Todas pueden serlo, según las circunstancias de cada momento.

Veamos varios ejemplos, y así entenderemos cómo funciona nuestro mecanismo de defensa. De este modo, conociéndonos a nosotros mismos, sabremos reconocernos ante situaciones de estrés, y mejorar nuestras respuestas en un entorno en movimiento constante.

Aceptación del error: reconocemos la amenaza como el resultado de una debilidad. Suspendemos un examen, el jefe nos recrimina el resultado / calidad de un trabajo, una amistad nos echa en cara un determinado comportamiento. En esas situaciones, hacemos examen de nosotros mismos, y reconocemos que nos hemos equivocado. Esta actitud tiene pros y contras. Los pros son que tenemos una personalidad con gran cintura. Podemos adaptarnos a los cambios con facilidad y aprender mejorar con cada error cometido. El famoso “Be water, my friend”.  Además, damos una imagen de humildad y reconocimiento ante los demás que está muy relacionado con actitudes empáticas que tanto gustan en la sociedad actual. Contras: No siempre las amenazas son ciertas, o responden a errores propios. Puede que quien genera la amenaza esté equivocado, y nosotros cambiemos para peor. Además, la aceptación recurrente de las amenazas puede debilitar nuestra personalidad. Podemos acabar perdiendo nuestro espíritu crítico y el juicio propio.

Negación de la amenaza: un clásico. Todos están equivocados menos yo. Huida hacia adelante. Tremendamente útil cuando, a nuestro  juicio, consideramos erróneas las amenazas. Tenemos numerosos ejemplos sobre los difíciles comienzos de grandes líderes empresariales a nivel mundial, cuando no obtenían el apoyo de nadie en el mejor de los casos, o les recomendaban que abandonaran cualquier esfuerzo. Pros: la perseverancia fortalece al individuo, la creencia en uno mismo y sus capacidades. Todas las historias de superación comienzan con múltiples amenazas al yo. Contras: Evidente. Seguir avanzando hacia el precipicio descartando todos los avisos y alertas. Convertir en una obsesión un objetivo inalcanzable, o conseguible a un precio desproporcionado. Ahí tenemos al Capitán Ahab, o a la famosa Victoria Pírrica.

Reafirmación de otros aspectos de nosotros mismos: ésta es una respuesta tremendamente interesante. Reaccionamos ante una amenaza poniendo en perspectiva nuestra supuesta debilidad con otras áreas de nuestro YO donde sabemos que sobresalimos. Ejemplo clásico de las películas de Hollywood: el niño físicamente debilucho en el instituto que, ante la imposibilidad de ser capitán del equipo de fútbol, se esfuerza por sacar las mejores notas y así poder ir a una universidad prestigiosa. La reciente película La Teoría del Todo, que muestra los primeros años de Stephen Hawking, es el reflejo de un esfuerzo por superarse en el plano intelectual, ante una condición física en declive.  En clave empresarial: ante las pérdidas provocadas en algunas líneas de negocio, la compañía decide centrarse en su Core Business, y mejorar su competitividad en lo que tradicionalmente ha representado la marca de la empresa.

Como vemos, cada respuesta puede ser adecuada o errónea según las circunstancias, y he ahí el delicado equilibrio que debemos realizar continuamente. Porque, sinceramente. En muchas ocasiones, nos equivocaremos dando una respuesta a nuestras amenazas. Y sólo con una razonable alternancia de aciertos y equivocaciones conseguiremos construir, en el largo plazo, una carrera vital y profesional dichosa. Y para ello será necesario un buen conocimiento de nosotros mismos, sazonado de unas buenas dosis de suerte.

Pedro Agudo

Economista, BBVA, Madrid (España).

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