Elaborado por Materia para OpenMind Recomendado por Materia
6
Inicio Superbacterias, la pandemia silenciosa
04 febrero 2022

Superbacterias, la pandemia silenciosa

Tiempo estimado de lectura Tiempo 6 de lectura

Cuando en 1928 el escocés Alexander Fleming descubría la penicilina, se abría una nueva era para la medicina que parecía haber conjurado para siempre el fantasma de las enfermedades bacterianas. Sin embargo en 1945, al recibir el Nobel, el propio Fleming ya advertía de que un uso excesivo de los antibióticos podía favorecer la proliferación de microbios resistentes, insensibles a la acción de estos fármacos.

Tres cuartos de siglo después, la predicción se ha convertido en una preocupante realidad: en 2022 la revista The Lancet ha publicado los resultados del estudio GRAM o Global Research on Antimicrobial Resistance (investigación global sobre resistencia a antimicrobianos), un proyecto dirigido por la Universidad de Oxford que es el más profundo y exhaustivo hasta hoy sobre esta “pandemia ignorada”, en palabras de un comentario que acompaña al estudio. 

Según sus autores, en 2019 un total de 4,95 millones de muertes en el mundo se asociaron a las bacterias resistentes, que fueron las causantes directas en 1,27 millones de casos. Los datos convierten a esta causa de muerte en la tercera a nivel mundial si se consideran todos los fallecimientos asociados, solo por debajo de los infartos cardíacos o cerebrales, y la 12ª en muertes directas, solo superada en las causas infecciosas por la COVID-19 y la tuberculosis. Las responsables de esta amenaza suelen ser cepas de bacterias comunes que desarrollan resistencia a múltiples antibióticos y que popularmente se conocen como superbacterias. De las 23 incluidas en el GRAM, solo hay vacuna contra una, Streptococcus pneumoniae. Repasamos aquí algunas de las más peligrosas.

Escherichia coli resistente

Imagen micorscópica de un cultivo de Escherichia coli. Imagen: Wikimedia
Imagen micorscópica de un cultivo de Escherichia coli. Imagen: Wikimedia

La bacteria más utilizada como herramienta en todos los laboratorios de biología del mundo, y un habitante común de nuestra flora intestinal, es también la que más muertes causa por resistencia a antibióticos en sus versiones más agresivas. Según el GRAM, en 2019 Escherichia coli estuvo asociada a más de 800.000 muertes, unas 200.000 directamente causadas por el patógeno resistente, sobre todo en los países desarrollados. A la facilidad de contagio de esta bacteria por la vía fecal-oral se suma una especial diversidad de mecanismos por los cuales adquiere resistencia a antibióticos. En especial, preocupan las cepas de E. coli resistentes a los antibióticos fluoroquinolonas y cefalosporinas de tercera generación. peligrosas.

MRSA

Microfotografía electrónica de barrido de Staphylococcus aureus resistente a meticilina y un neutrófilo humano muerto. Crédito: NIAID

La bacteria Staphylococcus aureus resistente a meticilina (MRSA, por sus siglas en inglés) fue una de las primeras superbacterias en ser reconocida, detectada por primera vez a comienzos de los años 60 en Reino Unido. La meticilina se utilizaba entonces para tratar infecciones resistentes, y bajo el nombre de MRSA comenzaron a englobarse diversas cepas de S. aureus —una bacteria frecuente en la flora microbiana del ser humano y que normalmente solo causa infecciones menores— que no respondían a varios antibióticos betalactámicos, los más utilizados. Los MRSA se han convertido desde entonces en una fuente habitual de graves infecciones hospitalarias, estando presentes también con gran frecuencia en la población general. La resistencia a meticilina de S. aureus es el binomio patógeno-antibiótico que más muertes causó en 2019, más de 100.000, según el GRAM.

Clostridium difficile

Micrografía de la bacteria Clostridium difficile. Crédito: CDC / Dr. Gilda Jones

Un caso particular en esta lista es Clostridium difficile. Mientras que la mayoría de las superbacterias son variantes que han adquirido resistencia a antibióticos, en este caso se trata de una especie que hace honor a su nombre por la dificultad de su tratamiento y erradicación. C. difficile está presente en la flora intestinal de un pequeño porcentaje de la población. Habitualmente no causa problemas, pero los tratamientos con antibióticos pueden favorecer su proliferación al eliminar a sus competidores más débiles. En estos casos puede originar graves diarreas, daños intestinales y sepsis, sobre todo en personas ancianas. La bacteria se transmite por contaminación fecal gracias a sus esporas, que son resistentes a la desinfección con alcohol.

Bacterias resistentes a carbapenemas

Micrografía electrónica de barrido coloreada que muestra Klebsiella pneumoniae resistente a carbapenémicos que interactúa con un neutrófilo humano. Crédito: NIAID

En 2017 la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un documento en el que enumeraba las superbacterias contra las cuales es más urgente desarrollar nuevos antibióticos. La categoría designada como de prioridad crítica reunía tres grupos de especies diferentes entre sí, pero con dos rasgos comunes. Primero, la Acinetobacter baumannii, la Pseudomonas aeruginosa y la familia de las Enterobacteriaceae (que incluye la E. coli mencionada antes, junto con otras como Klebsiella, Serratia y Proteus) son todas ellas bacterias Gram-negativas, llamadas así por la presencia de una doble membrana celular que no se colorea con la llamada tinción de Gram y que dificulta la acción de los antibióticos. 

En segundo lugar, estos tres grupos incluyen variantes resistentes a los carbapenemas, un tipo de potentes antibióticos que suelen reservarse como último recurso cuando todos los demás han fallado. En 2017 el Centro para el Control de Enfermedades de EEUU (CDC) informaba de la detección en aquel país de más de 200 cepas de estos microbios que el propio organismo califica como “bacterias de pesadilla”. Según el GRAM, más de 50.000 muertes en 2019 se debieron a A. baumannii resistentes a carbapenemas, y otras tantas a Klebsiella pneumoniae resistentes a estos mismos fármacos. En los últimos años se han descrito cepas resistentes a carbapenemas de K. pneumoniae que también resisten la colistina, un antibiótico que se emplea solo en casos desesperados por su toxicidad para el riñón.

VRE

Micrografía electrónica de barrido de enterococos resistentes a la vancomicina. Crédito: Janice Haney Carr

Los enterococos como Enterococcus faecium son otro ejemplo de bacterias que conviven con nosotros como parte de nuestra flora digestiva normal sin causarnos daño, pero que en ocasiones pueden invadir el torrente sanguíneo y colonizar otros tejidos, provocando infecciones graves. En los años 80 se detectaron las primeras cepas resistentes a la vancomicina (VRE, siglas en inglés de enterococos resistentes a vancomicina), un antibiótico que se administra por vía intravenosa para combatir infecciones complicadas como las causadas por MRSA. Los VRE figuran en la categoría de prioridad alta de cara al desarrollo de nuevos antibióticos en la lista de la OMS. En 2018 un estudio descubrió que numerosas cepas circulantes de VRE están adquiriendo también resistencia al alcohol utilizado en los desinfectantes de manos. Esta observación ha adquirido mayor importancia en tiempos de la pandemia de COVID-19, ya que ciertos estudios han mostrado que el uso excesivo de productos desinfectantes también puede favorecer resistencia a estos productos y estimular el intercambio de ADN entre bacterias que extiende los genes de resistencia a antibióticos. 

Gonorrea resistente

Micrografía electrónica de barrido coloreada de la bacteria Neisseria gonorrhoeae, que causa gonorrea. Crédito: NIAID

La gonorrea, enfermedad de transmisión sexual causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae, se ha tratado eficazmente con antibióticos durante décadas, pero de forma reciente están surgiendo cepas resistentes de difícil tratamiento, lo que ha llevado a la OMS a situarla en la categoría de prioridad alta. Aunque enfermedades como esta puedan sonar a lacras del pasado, la OMS contabilizó 82 millones de casos en 2020, y diversos estudios vienen advirtiendo de que las cepas responsables son cada vez más resistentes a todos los antibióticos comunes, pero ya se han detectado también variantes resistentes incluso a los antibióticos de último recurso. El Centro Europeo para el Control de Enfermedades ha alertado sobre el riesgo de diseminación de estas cepas cuyo seguimiento puede ser complicado, dado que muchas de las infecciones por gonorrea son asintomáticas.

Tuberculosis resistente

La bacteria Mycobacterium tuberculosis. Crédito: Janice Haney Carr, Dr. Ray Butler, USCDCP

Curiosamente la lista de superbacterias de la OMS omite la tuberculosis, una enfermedad que en los países desarrollados suele asociarse a tiempos pasados, pero que este organismo enumera como la 13ª causa de muerte en el mundo y la segunda infecciosa después de la COVID-19, con más de 10 millones de casos y 1,5 millones de muertes en 2020. La razón de esta omisión, criticada por algunos expertos, no es la falta de preocupación por esta infección, sino todo lo contrario: ya había sido designada previamente como la máxima prioridad en la búsqueda de nuevos antibióticos. En concreto, las cepas multirresistentes a antibióticos de la bacteria Mycobacterium tuberculosis (MDR-TB, por sus siglas en inglés) son hoy una amenaza a la salud global que en 2019 afectó a medio millón de personas y causó 182.000 muertes, según el Global Fund. El GRAM lo incluye también en la lista de las seis bacterias resistentes responsables de más muertes en 2019. La enfermedad es especialmente grave en los pacientes con sus defensas debilitadas, como los portadores del virus de inmunodeficiencia humana (VIH).

Staphylococcus epidermidis multirresistente

Micrografía electrónica de barrido de dos bacterias estafilococos epidermidis. Crédito: Janice Haney Carr, Dr. Ray Butler, USCDCP

Una superbacteria que ha comenzado a causar alarma en los últimos tiempos es otra especie de estafilococo, S. epidermidis, también un habitante común de la piel humana sana. Aunque esta bacteria es generalmente inofensiva, puede causar infecciones graves en personas inmunodeprimidas, un riesgo que ha aumentado por la reciente detección de cepas que evaden la acción de los fármacos más habituales, pero que también muestran una creciente resistencia a antibióticos de último recurso como la vancomicina. La presencia de la bacteria en la piel dificulta evitar las contaminaciones hospitalarias, la fuente más común de estas infecciones, a lo que se une la facultad de S. epidermidis de formar biofilms resistentes a antibióticos sobre las superficies de plástico, incluyendo los dispositivos médicos como catéteres o prótesis.

DRSP

 Tres bacterias Streptococcus pneumoniae (morado) son atacadas por un glóbulo blanco (en rojo). Imagen: Wikimedia.
Tres bacterias Streptococcus pneumoniae (morado) son atacadas por un glóbulo blanco (en rojo). Imagen: Wikimedia

El neumococo, Streptococcus pneumoniae, es también un habitante normal de la microbiota humana, en este caso de las vías respiratorias superiores. Sin embargo, puede causar infecciones graves en niños pequeños, ancianos o personas inmunodeprimidas, desde neumonías si coloniza los pulmones a meningitis o sepsis. Las cepas de S. pneumoniae resistentes a antibióticos (DRSP, por sus siglas en inglés) se conocen desde 1967 y han ido creciendo de forma alarmante. Datos del CDC de EEUU indican que más del 30% de las infecciones por neumococo son resistentes a uno o más antibióticos. Estas superbacterias figuran también en la lista del GRAM de los seis patógenos resistentes más letales en 2019. Y ello a pesar de que es la única bacteria de este grupo contra la cual existen vacunas. Sin embargo, la OMS sitúa el neumococo como una prioridad media para el desarrollo de nuevos antibióticos, ya que surgen nuevas cepas resistentes que escapan a las vacunas.

Javier Yanes

 
Nota del editor: Texto original de septiembre de 2018 actualizado por el autor

 

Comentarios sobre esta publicación

El nombre no debe estar vacío
Escribe un comentario aquí…* (Máximo de 500 palabras)
El comentario no puede estar vacío
*Tu comentario será revisado antes de ser publicado
La comprobación captcha debe estar aprobada