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13 marzo 2020

Enemigos microscópicos: los contagios que nos amenazan

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En diciembre de 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó su lista de los mayores enemigos microscópicos de la humanidad: los patógenos emergentes más preocupantes, todos ellos virus. Con ello la OMS llamaba la atención sobre las infecciones que con mayor probabilidad podrían causar brotes graves en un futuro cercano, y contra las cuales existen pocas o nulas contramedidas médicas. El objetivo de esta lista, revisada después en dos ocasiones, es hacer un llamamiento sobre la necesidad de priorizar la investigación y el desarrollo frente a estos virus.

Fiebre hemorrágica de Crimea-Congo

En 1944, científicos soviéticos describieron una enfermedad vírica en la península de Crimea, sin que pudiera aislarse el agente responsable. Un cuarto de siglo después, se determinó que un virus detectado en 1956 en el Congo era el mismo que causaba la enfermedad de Crimea. El virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo se transmite por la picadura de garrapatas, pero puede contagiarse entre los humanos por fluidos corporales. Provoca una fiebre hemorrágica que puede resolverse en dos semanas, si bien es mortal en el 10 al 40% de los casos según la OMS, mientras que otros datos hablan de hasta un 80%. Se encuentra extendida por África, Europa del este y Asia, donde periódicamente surgen brotes, aunque también se ha detectado en Europa occidental, incluyendo España y Reino Unido. Ninguna de las vacunas en desarrollo ha sido aún aprobada. Algunos expertos han alertado de que las garrapatas transmisoras están ampliando su distribución.

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Micrografía electrónica de barrido de partículas virales (en amarillo) de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (CCHF). Crédito: NIAID

Enfermedades del ébola y el marburgo

El virus del Ébola es ya un viejo conocido para gran parte de la humanidad, desde el brote que surgió en 2013 en África occidental y que afectó a 10 países. El brote se cerró en 2016 con más de 28.000 casos y más de 11.000 muertes, lo que arrojó una letalidad del 40%. Sin embargo, el virus puede causar la muerte hasta en el 90% de los infectados. Su principal reservorio es el murciélago de la fruta, y el contagio entre humanos se produce por fluidos corporales. 

En el momento de la publicación de este artículo, la OMS está pendiente de dar por concluido el último brote hasta la fecha, surgido en la República Democrática del Congo en 2018. Esta última aparición del virus ha podido controlarse en buena medida gracias a la aprobación de una vacuna que comenzó a desarrollarse en Canadá años antes del brote de 2013. En cambio, aún está pendiente la aprobación de una vacuna contra el virus de Marburgo, un pariente del ébola que provoca una enfermedad similar.

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Micrografía de partículas del virus del Ébola (azul). Crédito: NIAID

Fiebre de Lassa

La fiebre hemorrágica de Lassa no es una enfermedad altamente letal en comparación con otras de la lista de la OMS, pero su amplia expansión en África occidental —donde infecta hasta a medio millón de personas al año— resulta en unas 5.000 muertes anuales. El vector de transmisión del virus es la rata Mastomys natalensis. Las personas se infectan por el contacto con estos animales o con materiales contaminados por su orina o heces, siendo posible después el contagio entre humanos. Un 80% de los infectados son asintomáticos, y el 1% fallecen. 

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Micrografía electrónica de barrido del virus Lassa. Crédito de imagen: Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, NIH

La enfermedad es especialmente grave en las mujeres embarazadas, causando abortos en el 95% de los casos y posibles daños a los bebés que sobreviven. Aunque se conoce desde los años 50 y el virus se identificó en 1969, su condición de endemismo africano la ha mantenido como una enfermedad olvidada para la que aún no se ha aprobado una vacuna.

Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS) y Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS)

Aunque no fueron los primeros coronavirus humanos identificados, los virus del SARS y el MERS dieron a conocer por primera vez esta clase de virus al gran público. El primero debutó en 2002 en China continental y Hong Kong, afectando a 8098 personas, con 774 muertes. Desde 2004 no han aparecido nuevos casos. 

En 2012 se encontró en Arabia Saudí un nuevo coronavirus en apariencia más letal, con una mortalidad en torno al 35% de los pacientes confirmados. Por fortuna el virus del MERS parece transmitirse con más dificultad entre humanos, atribuyéndose los brotes al contacto con animales, sobre todo dromedarios. Sin embargo, el continuo goteo de casos de MERS, los últimos hasta la fecha en enero y febrero de este año, demuestra que el virus continúa extendido entre sus reservorios. Actualmente se están ensayando vacunas contra ambos coronavirus.

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Micrografía electrónica de transmisión coloreada de partículas del virus del síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) (en naranja). Crédito: Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, NIH

Enfermedades del nipah y henipavirales

El virus de Nipah es de descubrimiento relativamente reciente, en 1999, y los 700 casos registrados hasta ahora en Asia aún no han permitido concretar su tasa de letalidad, que se estima entre un 40 y un 75% de los infectados. A ello se une su gravedad: puede provocar un coma en un plazo de 24 a 48 horas desde la aparición de los síntomas. Aunque el virus tiene su reservorio en murciélagos y se contagia entre humanos por contacto directo, una fuente frecuente de transmisión son los cerdos. El nipah pertenece al género Henipavirus, que incluye otros miembros potencialmente peligrosos para humanos y animales. Aún no hay vacunas aprobadas.

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Micrografía electrónica de transmisión coloreada de partículas extracelulares maduras del virus de Nipah (azul). Crédito: NIAID

Fiebre del Valle del Rift

Entre los virus transmitidos por mosquitos, el de la fiebre del valle del Rift ha sido desde comienzos del siglo XX el causante de diversos brotes en África y Arabia, con el potencial de expandirse por Asia y hacia Europa si se extienden los insectos portadores. La enfermedad causa estragos en el ganado, y los humanos pueden infectarse no solo por la picadura del mosquito, sino también a partir de la sangre y órganos de los animales. No se ha documentado el contagio entre humanos. Los síntomas pueden variar desde los más suaves, similares a una gripe, hasta una fiebre hemorrágica que es letal en el 50% de los casos.

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Micrografía electrónica del virus de la fiebre del Valle del Rift. Fuente: Pixnio

Zika

Se conoce desde 1947, pero fue en 2015 cuando el virus de Zika fue noticia en todo el mundo a causa de la epidemia que comenzó en Brasil y se propagó por gran parte de América. En especial, el zika suscitó una oleada de pánico por causar microcefalia en los fetos de las madres infectadas y por su facilidad de transmisión, a través de la picadura de mosquitos Aedes, activos durante el día. Entre 2015 y 2016, un millón y medio de personas contrajeron el virus en Brasil, con unos 3.500 casos de microcefalia. El brote comenzó a remitir a finales de 2016, pero la enfermedad se ha registrado en 86 países.

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Imagen del microscopio electrónico de transmisión del virus Zika de la cepa Fortaleza, teñido en negativo (rojo). Crédito: NIAID

Enfermedad X

Cerrando su lista, la OMS incluyó una “enfermedad X”, en referencia a un nuevo posible patógeno emergente aún desconocido que pudiese causar una grave epidemia internacional. Con ello el organismo quiere destacar la importancia de promover la investigación y el desarrollo que permitan una preparación transversal frente a futuros brotes de nuevos virus. Por desgracia, la primera de estas amenazas no se ha hecho esperar, ya que el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 de la COVID-19 encaja en esta categoría.

Javier Yanes

@yanes68

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